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EDITORIAL

China, otra vez

Lo urgente es redoblar la presión sobre Pekín y actuar con la debida celeridad antes de que, una vez más, sea demasiado tarde y vuelvan a pagar por ello millones de inocentes.

El rebrote del coronavirus registrado en Pekín ha vuelto a hacer saltar todas las alarmas, por los efectos catastróficos que tendría un agravamiento global de la pandemia. La preocupación se acrecienta dado el formidable historial de falsedades, ocultamientos y manipulaciones del Partido Comunista Chino, tremendamente responsable del alcance de esta peste devastadora.

No hay que olvidar que el régimen comunista chino ocultó en un primer momento el brote del coronavirus en Wuhan e incumplió clamorosamente sus obligaciones para con la comunidad internacional y la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que posibilitó que el covid-19 se expandiera por todo el planeta y amenazara la vida de millones de personas. La pregunta que hay que plantearse en estos momentos es obvia: ¿se puede confiar ahora en una dictadura que no hace más que mentir e intoxicar?

El periodista disidente Yuan Lee asegura que no, afirma que en estos momentos "el coronavirus está descontrolado" en la capital china y que de hecho existen muchos más casos del centenar y medio reconocido por Pekín.

El régimen comunista chino no duda en recurrir a la mentira como arma política siempre que le conviene, aun a costa de provocar un grave problema sanitario mundial, como ha quedado pavorosamente claro este año. Así las cosas, lo urgente es redoblar la presión sobre Pekín y actuar con la debida celeridad antes de que, una vez más, sea demasiado tarde y vuelvan a pagar por ello millones de inocentes.

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