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Julio Tovar

El día en que Pablo Iglesias se arrodilló ante los persas

La reciente investigación por parte del Ministerio de Economía de la financiación de Podemos trae del pasado su conexión con la teocracia iraní.

La reciente investigación por parte del Ministerio de Economía de la financiación de Podemos trae del pasado su conexión con la teocracia iraní.
Pablo Iglesias en su programa de Hispan TV.

Es el año 2009, en noviembre: el Palacio de Miraflores, cuna de la nueva esperanza de la izquierda altermundialista, recibe al aliado preferente de Hugo Chávez. ¿Un carismático premier socialista? ¿Un pionero materialista de las políticas igualitarias más avanzadas? ¿Quizá un nuevo Lenin nepalí que sustituya el llorado ideólogo Zhou Enlai? No, el comandante Chávez, gran figurín contra regímenes feudales y capitalistas, da una fastuosa acogida a Mahmud Ahmadineyad, representante primero de un régimen inequívocamente religioso, con ejecuciones sumarias y misoginia institucional, cuya asamblea es controlada por un consejo de guardianes, es decir, la curia islámica.

Paradoja millennial propia del excéntrico filósofo Slavoj Žižek: dos ideologías adversas, dos idearios de redención, se dan la mano en lugar de lanzarse al cuello. Delante de ellos cientos de seguidores se arrodillan, ay de los creyentes, ante este nuevo acuerdo Ribbentrop-Mólotov. El discurso de Chávez –el "incomprendido sucesor del Chavo del Ocho", según el genial escritor peruano Jaime Bayly– fue ramplón pero sintomático: "Cristo y Mahoma nos alumbran el camino para derrotar las amenazas del Imperio". El Imperio ya no es Roma, sino Estados Unidos, recuerden a Jean-François Revel, y estos nuevos cristianos de las catacumbas han conseguido su pequeña alianza de perdedores para jugar la UEFA de la igualdad.

Una de estas pequeñas nuevas comunidades cristianas se encontraba en Madrid, en Somosaguas.

El oro persa

El pensamiento débil de esta nueva izquierda populista, que incluiría extrañas alianzas con escritores benditos como Juan Manuel de Prada, se confirmaría en el delirante Encuentro Podemos Espiritualidad que se celebró en el año 2015 en la castiza Vallecas. Si ya este comandante Chávez por "Cristo y Mahoma" habría abochornado al viejo marxismo, el nuevo populismo alcanzó allí grandes momentos esperpénticos gracias al Harry Potter brechtiano Juan Carlos Monedero o al frailuno Xabier Picaza, alma de pana en pantalones de estraza.

El simposio, en el fondo un guateque dedicado a la Pachamama –importante teórica maoísta– se documentó con no poca gracia gracias a la periodista Verónica Puertollano. Son años de resaca perroflauta y los amigos imaginarios servían bien para captar todavía más adeptos. La religión, que fue extirpada con relativo éxito en los países comunistas, volvía a ser legitimada gracias a la propaganda del chavismo, y así el régimen teocrático de Irán pasó a ser un alegre y festivo vaticano pérsico con púrpuras y dorados de las mil y una noches. Los colores verdaderos, una vasija ennegrecida por el oscurantismo de sus ayatolas, se pulieron con diligencia por todo intelectual obediente, pleonasmo, en Le Monde Diplomatique.

Cuando el grupo originario de Podemos, Contrapoder, comenzó a establecer contactos con la Venezuela chavista, de 2008 a 2012, también se financiaría a través de Irán. Por aquel tiempo Iglesias era apenas otra firma más de la extrema izquierda; otra cabeza de gorgona que vivía bajo el amparo del geógrafo lucense Heriberto Cairo, funcionario revolucionario (oxímoron). Su única diferencia con el resto de rivales en una Izquierda Unida que descabezó a tantos jóvenes ambiciosos fue su énfasis en utilizar el emergente YouTube o los nuevos canales de la televisión digital como altavoz de su propósito político.

Su ambición, así, le llevó al contacto con la iraní HispanTV, en funcionamiento desde 2011. El politólogo Ignacio Torreblanca, en su excelente libro sobre Podemos, recordaba cómo HispanTV no tuvo un final muy feliz y dejó de emitir en España por TDT en enero de 2013 debido al embargo al país de los ayatolas. Más aún, la desastrosa producción audiovisual de estos programas instigados por Iglesias, impropia de una televisión de calidad, deja claro el oscuro destino de esos 9,3 millones de euros.

En muchas de estas productoras de Pablo Iglesias, creadas ex profeso como asociaciones culturales para evitar el pago de impuestos, se seguía trabajando en dinero negro, según el productor televisivo Enrique Riobóo. Esta confesión, quizá el mejor caso de corrupción inicial de Podemos, que permanecía en el olvido, incluía una fantástica declaración de Iglesias que habría aplaudido la escuela de Chicago: "Cuantas menos facturas se hicieran, mucho mejor". Este traspié no fue casual y el líder de la formación morada ha vivido de cabalgar sus contradicciones hasta el poder.

Pero, sin duda, la más dolorosa traición para cualquier izquierdista con lecturas fue recibir oro persa, "los petrodólares", del nuevo Jerjes: Mahmud Ahmadineyad.

Esta nueva fe, con todo, obró el milagro: no multiplicó los panes y los peces, pero sí los votos: 1,2 millones en las elecciones europeas de 2014.

En España

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