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Andalucía

Pedro de Tena

Si el PSOE no facilita los presupuestos, las elecciones andaluzas podrían anticiparse a febrero de 2022

Juan Espadas, atrapado entre el espetón de Vox y la pared de Moreno, está gripado en las encuestas.

Juan Espadas, atrapado entre el espetón de Vox y la pared de Moreno, está gripado en las encuestas.
Juan Espadas, líder del PSOE andaluz. | Álex Cámara / Europa Press

Lo que parecía una estrategia de guante blanco y blando de Juan Espadas, que moderaba su figura y su proyección distanciándose de una Susana Diaz beligerante que se opuso uno tras otro a los presupuestos de Juan Manuel Moreno, ahora puede volverse en su contra de una manera inesperada e imparable. Esperaba que Vox cediera y tener argumentos para votar no a los presupuestos del gobierno de PP y Ciudadanos.

Pero Vox no ha cedido, por ahora. Ayer reiteró su decisión de votar contra el proyecto de los presupuestos de la Comunidad Andaluza para 2022 mientras PP y Ciudadanos no afronten la reorganización del sector público instrumental de la Junta, esto es, la solución del pozo sin fondo de la administración paralela heredada del PSOE tras las espeluznantes auditorías dadas a conocer en julio de este año tras mucho tiempo de espera.

Podría parecer que tal decisión le hace pupa electoral al bloque de centro derecha, mostrando su división, pero a quien le hace un daño descomunal es al PSOE de Juan Espadas, que ya insinuó que, para impedir que la Junta se apoyara en Vox, los socialistas podrían sentarse a negociar dar vía libre a los presupuestos, esto es, no rechazándolos en su totalidad como se esperaba. Y de paso, perjudica a Ciudadanos aunque de manera moderada.

Vox ha hurgado en la herida socialista y popular. Rodrigo Alonso, portavoz parlamentario adjunto de la formación, ha indicado que a Vox le "preocupa" ver al Gobierno andaluz de PP-A y Ciudadanos (Cs) "cada vez más cerca del PSOE, no sabemos si por añoranza del viejo bipartidismo o porque quizá tengan más en común en sus políticas que con nosotros".

Al conseguir una bandera claramente diferenciada del gobierno de la Junta y del PP andaluz, Vox fuerza al PSOE de Espadas a definirse ante los presupuestos de la Junta. Si permite la tramitación parlamentaria, además de una crisis interna previsible, verá mermada sus opciones electorales por la dificultad de explicar por qué habría que votar socialista si los presupuestos han sido, de algún modo, pactados con el actual gobierno de centro derecha.

Por carambola, Juan Manuel Moreno, que ya anunció que si los presupuestos para 2022 no podían salir adelante meditaría anticipar las elecciones, puede ahora presionar al desconcertado PSOE andaluz con una disyuntiva clara: o el semáforo se pone en verde o, al menos, en ámbar para el tren presupuestario, o el PSOE y Vox serán los responsables del adelanto electoral.

Según algún detenido análisis, la primera fecha disponible para tal convocatoria electoral estaría dentro del mes de febrero de 2022. Pero Vox las quiere. Al PP le convendrían, aunque a Ciudadanos no tanto. Quien no está preparado para afrontarlas es Juan Espadas.

Hace unos días el gobierno andaluz hacía pública una encuesta oficial, conocido como el Barómetro electoral de la Junta, en el que no sólo se confirmaba que el gobierno del cambio tendrá una segunda oportunidad para concretarlo, sino que se hacía evidente que el PSOE de Espadas es más débil que el PSOE de Susana Díaz y que perderá siete escaños quedando a casi 16 puntos de distancia del PP. O sea, que no está el cuerpo para elecciones.

A Ciudadanos no le interesan las elecciones porque va a pasar de 21 escaños a un máximo de 7, resultado seguramente muy generoso, por comparación con otros muestreos, que le da la encuesta oficial. Pero la situación ya no es tan grave como hasta ahora cuando se barruntaba un derrumbamiento generalizado en todas las encuestas.

De apuntalarse en la realidad el resultado previsto por el Centro de Estudios Andaluces, Juan Marín podría ser, de nuevo, aunque debilitado, el sostén del gobierno Moreno, pero esta vez dejando fuera del pacto a Vox porque la suma de PP y Cs lograría la mayoría absoluta.

Pero el tiempo corre y Juan Espadas tendrá que definirse muy pronto porque el PP ha logrado en la Mesa del Parlamento que, como máximo el día 24 de noviembre, los partidos se retraten ante el proyecto de presupuestos de la Junta. O gana una enmienda a la totalidad o no.

Si gana tal opción, el proyecto se devolverá al gobierno de Moreno que podría renegociar con todos los partidos y presentar un nuevo Proyecto, o prorrogar las actuales cuentas de 2021 (sin mucha opción sobre los fondos europeos) o convocar elecciones anticipadas, que algunos piden ya abiertamente en el PP.

Sólo si el PSOE los deja pasar y opta por enmiendas parciales, aunque Vox persista en su negativa total, Moreno y Juan Marín podrán apuntarse el tanto de la tramitación de los presupuestos más altos de toda la historia andaluza, por encima de los 43.000 millones de euros, evitar la convocatoria electoral y, del brazo del PSOE de Juan Espadas, señalar a Vox como el malo de la película, en una nueva edición del cordón sanitario.

O sea, que Juan Espadas, que tiene que afrontar el inminente debate del estado de Andalucía con una mera oposición a la situación sanitaria; que aún no ha resuelto su sucesión en el Ayuntamiento de Sevilla; que aún no ha celebrado los congresos regionales y provinciales del PSOE andaluz y que ve cómo el PSOE que lidera se hunde electoralmente por debajo de los resultados de su antecesora, está atrapado entre Vox y el PP, con Ciudadanos de testigo y sin la ayuda de un comunismo andaluz que no cesa en su cainismo.

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