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Cristina Losada

¿Quién alimenta a Vox?

Tiene cierto mérito que la candidata de Adelante Andalucía se haya pronunciado en contra del cordón sanitario a Vox.

Tiene cierto mérito que la candidata de Adelante Andalucía se haya pronunciado en contra del cordón sanitario a Vox.
Teresa Rodríguez, en un acto de campaña. | Europa Press

Tiene cierto mérito que la candidata de Adelante Andalucía se haya pronunciado en contra del cordón sanitario a Vox. No lo ha hecho, huelga decir, porque simpatice con el partido de Olona y Abascal. La razón de que Teresa Rodríguez se oponga ahora al "todos contra Vox" es puramente práctica y táctica. Le parece tan ineficaz como contraproducente. Cree que el cordón alimenta a Vox. Cree que lo coloca en la posición de outsider, y cree que esa es una ubicación ventajosa para atraer el voto de castigo al sistema. Que estas creencias sean correctas, ya se verá, pero es indudable que a Rodríguez le gustaría disponer de la posición de outsider y concentrar el dichoso voto de castigo al sistema o a lo que fuera.

La candidata de Adelante Andalucía no tiene mucho que perder, y será por ello que se permite disentir de una estrategia política que más que estrategia es dogma. De ahí el mérito de la disensión, pese a sus limitaciones. La izquierda ha hecho del cordón a Vox un artículo de fe. El que esté a favor está con el Bien y el que esté en contra, con el Mal. El que acordone es demócrata, y el que no, fascista, machista, xenófobo y todo lo demás. Pero lo que no ve Rodríguez, o no dice, es que el dogma del cordón se ha establecido para hostigar al PP. No hay otra razón política más que esa, y el efecto buscado es elevar el coste de pactar con Vox hasta el punto de que sea inasumible. Se trata de privar al PP de la posibilidad de gobernar cuando dependa de Vox para hacerlo. Es sólo eso, y como es sólo eso se reviste de gran defensa de la democracia.

Lo de que el cordón alimenta a Vox tiene algo de justificación preventiva. Si Olona saca un buen resultado, se puede atribuir al error del "todos contra Vox", y no habrá que darle muchas más vueltas. ¿Y si no lo saca? ¿Quedaría validada la argucia del cordón? Rodríguez tendría que ir más allá, y con ella el tipo de izquierda que representa, para ver por qué han perdido su posición de látigo del sistema quienes no hace mucho tiempo daban por sentado que la tenían. El sistema es una entelequia, pero para entendernos, y ya que la candidata lo utiliza. El tema de fondo es la posición perdida.

Para contestar a la pregunta sobre la pérdida de poder contestatario de la extrema izquierda, incluso de la izquierda toda, la candidata sólo tiene que fijarse en su propia política, en sus propios discursos, en su jerarquía de prioridades. Cuando lo crucial y lo distintivo de la izquierda son asuntos como las cuestiones de género en su creciente y laberíntica variedad, cuando las batallas más feroces que libra son las del lenguaje, cuando sus enfrentamientos preferidos son los que tiene con fantasmas históricos, estamos ante una izquierda a la que pocos siguen y aún menos entienden. Y estamos ante una izquierda que pide y llama a la "guerra cultural".

Vox es la respuesta a esa llamada. Si atrae un voto de castigo, es el voto de castigo a la izquierda. A la izquierda de la "guerra cultural", que es la que hay. No lo verá Rodríguez. Si lo viera, no estaría donde está ni diría lo que dice. Pero a Vox lo alimentan políticos como ella.

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