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El Barcelona anda con dudas

El entorno del equipo empezó a dudar con aquel partido en Múnich ante el Bayern donde no jugó mal pero perdió

El entorno del equipo empezó a dudar con aquel partido en Múnich ante el Bayern donde no jugó mal pero perdió
El Celta dio un baño al Barcelona en la segunda parte | Agencias

Fue un verano de buenas sensaciones. Fue un agosto lleno de palancas que convencían a los socios de algo bueno por llegar. La temporada de después de la pesadilla había comenzado con unos síntomas que invitaban a la alegría, a la esperanza culé. Fueron síntomas recios, fuertes, consolidados en resultados. Sólo un borrón ante el Rayo pero en Liga el Barcelona se había acostumbrado a ganar solventemente y en Europa el Vitoria había sido goleado en el Camp Nou. Se apresuró la gente a decir que el Barcelona había vuelto, la prensa local se frotaba las manos. Todo era alegría.

Se empezó a torcer algo la situación en Múnich con un buen partido, notable diría yo, pero sin resultado. Hizo buen fútbol pero los goles los hizo el Bayern. Ahí empezó a dudar el entorno. Este Barcelona tiene los mismos problemas, al menos parecidos a los del año pasado. Y el equipo ya no jugó igual que a finales de agosto. Triunfo agónico en Mallorca, ante el Celta y derrota ante el Inter. Las cosas no están finas.

Dirán los resultadistas, y con razón, que el Barça va ganando. Que tiene un porcentaje de fábula en el torneo casero. 22 puntos sobre 24 posibles y que se presenta en el Clásico del domingo en el Bernabéu como líder de primera. Eso es cierto pero los fantasmas europeos han vuelto. Este miércoles el equipo ha de ganar al Inter porque otra cosa sería poner en peligro la clasificación (perder sería quedarse fuera de manera matemática) y eso no se lo pueden permitir en la ciudad Condal.

Lo que funcionaba al comienzo no funciona ahora. No es Pedri, Gavi o Lewandowski que mantienen al equipo arriba. Son los extremos, por ejemplo. Es Dembélé, todavía ese jugador sin hacer, sin confianza plena. Buenísimo con la pelota pero falto de la solidez que se necesita. Es Rapinha, aún verde para un equipo de este entidad. Es Busquets, que se descose en campo abierto, en cuanto los partidos se parten. Y es la defensa, con las bajas inoportunas y la falta de rapidez en encontrar soluciones tácticas. Los inconvenientes físicos han hecho que Xavi pruebe a Balde de lateral derecho y a Marcos Alonso de central. Algo improvisado parece el tema.

Preocupan otras cosas mucho también en el seno del equipo. Preocupa que Ferrán no parece haber demostrado valer lo que costó. No tiene gol o, si lo tiene, no lo ha encontrado en Barcelona. Preocupa Ansu, que tuvo una aparición en San Sebastián atronadora, propia de un chico que, por fin, se había liberado del tema lesión. Pero no apareció ante el Valladolid, ni en Sevilla y la gente empezó a encontrar respuestas a las preguntas. Ansu no está bien todavía. Luis Enrique nos puso sobre la pista "no le llevo esta vez porque en su equipo ha perdido la titularidad, no está bien y le quiero ver bien". Desde ese día, sólo en Mallorca apareció Fati desde el inicio y fue sustituido.

Dirán los optimistas (por naturaleza siempre me encuentro entre ellos pero esta vez me cuesta, quizá por los antecedentes inmediatos) que este Barcelona está encabezando una Liga como es la española. Yo me atengo a que las dos salidas más exigidas del año en Europa se han solventado con derrota y con malas sensaciones, fallos ante portería o arbitrajes aparte. La verdad es la que es. Que el Barcelona si pierde ante el Inter estará fuera de Europa y si empata estará en un alambre peligroso. Uno en el que cualquier resbalón te lanza al precipicio.

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