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Emilio Campmany

Una de los suyos

Irene Montero, por su ignorancia, aunque no sea del todo inocente, es la que menos culpa tiene de todos.

Irene Montero, por su ignorancia, aunque no sea del todo inocente, es la que menos culpa tiene de todos.
Irene Montero | EFE

Está tan mal hecha la ley del "sólo sí es sí" que ha producido el efecto contrario al deseado. Irene Montero se niega a aceptar haberse equivocado y clama que la culpa es de los jueces machistas. Pide a la Fiscalía que reconduzca la situación y que se interprete la norma con arreglo a su espíritu, profundamente feminista. El problema es que, siendo verdad que las leyes han de tener en cuenta entre otras muchas cosas la finalidad que perseguía el legislador, las penales han de interpretarse ante todo del modo más favorable para el delincuente. En latín se dice in dubio pro reo. Si la nueva ley establece para el mismo delito una pena más suave, aunque no lo diga con la claridad deseable, no hay más remedio que revisar la sentencia y disminuir la condena tanto como exija aplicarla del modo más favorable al sentenciado.

Como la responsable de la ley fue Irene Montero, a la pobre le están cayendo toda clase de chorreos. Unas diatribas que, sin embargo, son injustas. Porque, ¿fue ella sola la que, empecinada, enrocada, testaruda como una mula, se empeñó en sacar la ley? En absoluto. En el ambiente de violencia contra las mujeres que vivimos, todos se apresuraron, dándose con los talones en el trasero, a sumarse a la iniciativa de la ministra de Igualdad. El Gobierno con todas sus ministras y tres jueces en su seno la aprobó. A la foto donde salieron PSOE y Podemos se unieron gente de orden como el PNV y Ciudadanos. Todos ellos tienen expertos en sus partidos que no pueden alegar ignorancia y que deberían haber previsto lo que está ocurriendo. Y sin embargo todos ellos, en vez de pedir perdón a las muchas víctimas insultadas con la liberación de sus agresores por culpa de esta maldita ley que ellos votaron, le echan la culpa a la lega Irene Montero que, por su ignorancia, aunque no sea del todo inocente, es la que menos culpa tiene de todos.

Encima engañan al electorado demandando una revisión de la norma que no impedirá ninguna excarcelación a la que la ley Montero dé derecho. La reforma de la reforma que se haga, por excelsa que sea la técnica con la que se redacte y por severa que sea con los agresores, sólo se podrá aplicar a quienes delincan una vez haya entrado en vigor. Lo dice otro latinajo: nulla poena sine lege. Y ya no hay forma de impedir que quienes tengan derecho a que se revise su condena la vean reducida en lo que la ley de libertad sexual establezca. Así que mucho más culpables que Irene Montero lo son los leguleyos del Consejo de Ministros, en especial sus jueces. Lo son también los muchos picapleitos que habrá entre los ochocientos y pico asesores que parasitan La Moncloa. Lo son los juristas que están en los partidos y que votaron a favor de la norma, algunos de los cuales están técnicamente muy bien preparados. Y lo es, sobre todos ellos, Pedro Sánchez, que siempre se asoma a la tele cuando toca colgarse medallas, pero que se escaquea cuando hay que comerse algún marrón.

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