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Agapito Maestre

Oscuridad y miedo. Hay salida de la dictadura sanchista

Gente con valentía y criterio, personas honradas y con ánimo batallador, serán más necesarias que nunca para acabar con esta dictadura.

Gente con valentía y criterio, personas honradas y con ánimo batallador, serán más necesarias que nunca para acabar con esta dictadura.
MADRID, 28/11/2022.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, da un discurso durante el homenaje que organiza el PSOE a la escritora Almudena Grandes, fallecida hace un año, este lunes en el Ateneo de Madrid. EFE/ Zipi

También de la oscuridad y el miedo se sale. Arriba el ánimo, españolitos, aguanten. Resistan. Piensen que la bullanga de la dictadura es larga. No ha hecho más que empezar. El jefe del tinglado está contento. Sánchez tiene maniatados a todos los que le hacen sombra. Y, además, ya prepara nuevos ataques a la Oposición. La quiere muerta y rendida a sus pies. Tiene práctica en arruinar a su oponentes y, además, le va la marcha. Está en sus genes políticos triturar a la Oposición. No ha hecho otra cosa desde que lo pusieron ahí los terroristas, los secesionistas y los comunistas. He ahí la mejor prueba, en la reciente historia de España, para justificar que vivimos en un régimen dictatorial. Los totalitarios no toleran a nadie que les critique. Quien persigue a la Oposición en vez de pactar con ella es, sin duda alguna, un dictador. El resto es palabrería.

Resistamos, pues, al dictador, porque, según todas las encuestas, el suelo electoral de Sánchez, compuesto por toda esa morralla casposa y falsamente cosmopolita de profesionales de medio pelo, sigue siendo alto. Tampoco esperemos mucho de la prensa y los medios de comunicación, porque casi todos ellos comen de la mano de La Moncloa. Su analfabetismo político es, por si fuera poco, el más grosero de Europa. Sánchez no dará ninguna señal de apertura democrática. Seguirá prohibiendo y prohibiendo. Persiguiendo a la Oposición y a los que nos opongamos a su régimen. La represión es su divisa. Conocemos bien la tradición totalitaria de este personaje. Ahora ha dado un paso más en la crueldad, porque la fechoría cometida ayer no la tapará con la de hoy o la de mañana, sino que la presentará como el mayor progreso de la humanidad. Lo de siempre. Las dictaduras son así. La mentira y el engaño son sus placentas nutrientes, o sea, después de rebajar los delitos de sedición y malversación, vendrá el referéndum de secesión de Cataluña y cualquier otra comunidad que se lo proponga.

Mientras tanto, los de la Oposición, más o menos reglamentada y tasada, peroran sin cansarse sobre el adelanto de elecciones generales, una moción de censura y cosas de ese jaez, decentes y democráticas, pero no sacan a la gente a la calle. No movilizan. Más bien, desmovilizan con sus soflamas sobre el futuro feliz que nos aguarda, cuando ellos conquisten amorosa y relajadamente el poder. Son tímidos. Creen que las dictaduras caen por las elecciones. No, hombre, esto es un tinglado dictatorial difícil de derrumbar. Sí, repito, esto es una dictadura. Ni blanda ni blanca. Esta dictadura ha roto la división de poderes, ha amnistiado a los golpistas catalanes, ha excarcelado a los asesinos de ETA y, además, con las nuevas leyes que aprueban en un Parlamento sin apenas legitimidad, no se respetan ni las formas ni los procedimientos, se asegura que el dictador no sea juzgado en el futuro por mil prevaricaciones.

Esto, el régimen político impuesto por Sánchez, para ser derribado requiere, pues, de muchas fuerzas individuales y sociales. Gente con valentía y criterio, personas honradas y con ánimo batallador, serán más necesarias que nunca para acabar con esta dictadura de terroristas y secesionistas. La batalla tiene que ser dada en todos los ámbitos, entre otras razones, porque apenas hay espacio público que no haya sido por el dictador, los terroristas y los secesionistas. ¡Qué decir del asalto permanente del gobierno a nuestra esfera privada! Claro que la vida pública está más agitada que nunca.

Y más que se agitará. Eso es una buena señal de que no todo está perdido. Vénganse arriba, queridos lectores, cuando vean a viejos socialistas protestar contra el dictador. Pellízquense su alma democrática y salgan del letargo sanchista al escuchar a un exministro socialista decir: "Sánchez es un ocupa del poder". Sí, tiene razón César Antonio Molina al denunciar que Sánchez no tiene legitimidad alguna para presidir el Gobierno de España, sencillamente, porque no pretende otra cosa que destruir la unidad de la nación y las bases del Estado democrático. Llegó al poder de modo ilegítimo, no hay día que no se salte una norma democrática, seguirá dando manotazos a la Constitución y, seguramente, saldrá de malas maneras. Alegrémonos porque Sánchez, el sedicioso de la Constitución del 78, pase por momentos difíciles. Es despreciado hasta por los de su casta y ralea. Su futuro, y su peor desgracia, está escrito en el lema dominante de la vida política: dictadura sanchista o democracia española

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