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Yolanda o la nada

Si su antecesor Pablo Iglesias tenía un bagaje y un liderazgo reconocibles es lógico preguntarse qué aporta Yolanda Díaz.

Si su antecesor Pablo Iglesias tenía un bagaje y un liderazgo reconocibles es lógico preguntarse qué aporta Yolanda Díaz.
Yolanda Díaz en la presentación de Sumar en Madrid. | Cordon Press

A estas alturas todos damos por hecho que Yolanda Díaz se presentará a las elecciones generales como candidata a la presidencia del Gobierno y, y lo más probable, que lo hará en una lista en la que se unan no sólo el todavía minúsculo grupo que se ha creado como vehículo más o menos electoral –Sumar, lo llama–, sino también Podemos, lo que queda de IU y quizá hasta la tropa errejonita.

Me creerán ustedes si les digo que Pablo Iglesias no me es especialmente simpático e incluso si voy un poco más allá y afirmo que todo lo que él representa me resulta odioso, repugnante, pero por mucho rechazo que me cause el anterior candidato de toda esa masa roja, tengo que reconocerle que en su día puso en pie un partido, fagocitó a la competencia y se presentó a unas elecciones en las que estuvo a punto de superar al PSOE de Pedro Sánchez, qué tiempos aquellos.

Es decir, que por mucho que nos disguste, la realidad es que si su antecesor tenía un bagaje y un liderazgo reconocibles es lógico preguntarse qué aporta Yolanda Díaz, qué le confiere la valía suficiente para tratar de convertirse en la líder de un sector político que ha tenido, está teniendo, un peso decisivo en la gobernabilidad de nuestro país.

Por supuesto me dirán ustedes que es ministra, pero no nos engañemos: ministros hay a porrillo y sólo a ella se le ocurre eso de presentarse a las elecciones. Además, y esto es lo más importante, como ministra es un desastre por mucho que la propaganda gubernamental y mediática quiera vendérnosla como la última gran estadista de Occidente: lo más destacado que ha hecho con la cartera de Trabajo es subir el SMI que pagan otros y manipular las cifras del paro hasta que ya parecen uno de los chistes que firma cada mes Tezanos.

Añadan a eso una reforma laboral que no ha servido para solucionar ninguno de los supuestos problemas que pretendía atajar, una serie de iniciativas poco menos que ridículas como aquella cesta de la compra que se quedó en nada porque nada podía ser y, eso sí, una colección inagotable de fases huecas, muy rimbombantes pero vacías de todo contenido real y esa es Yolanda Díaz: la candidata perfecta para la izquierda pija y básicamente inculta que llena los medios de comunicación.

Pero es que encima, y como ya ha pasado en otras ocasiones –recuerden el enorme fracaso electoral de Errejón, otro preferido de esa misma izquierda en los medios–, ni siquiera parece que Yolanda Díaz vaya a ser una buena apuesta desde el punto de vista del resultado: las encuestas que la tratan de candidata in pectore dan a Unidas Podemos un mediocre 10% de intención de voto, pero es que en las que preguntan por Sumar el resultado es todavía mucho peor. Y eso a pesar del extraordinario apoyo periodístico que recibe, sólo comparable con el que le dan al propio Sánchez. Pero es que aunque la nada se vista de seda –y reconozcamos que vestir la visten muy bien– en nada se queda.

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