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Cayetano González

Sánchez, a la desesperada

Todo lo que este domingo tuvieron presente los votantes a la hora de depositar su papeleta seguirá siendo perfectamente válido el próximo 23 de julio.

Todo lo que este domingo tuvieron presente los votantes a la hora de depositar su papeleta seguirá siendo perfectamente válido el próximo 23 de julio.
Pedro Sánchez en campaña | EFE

La convocatoria de elecciones generales para el próximo 23 de julio, después del castigo que recibió este domingo, sólo se puede explicar por la desesperación de Sánchez, y porque aguantar hasta diciembre hubiese sido un calvario para él, viendo cómo se constituían los gobiernos autonómicos y alcaldías destacadas que ha perdido a manos de la derecha. Porque la derrota de este domingo ha sido de Sánchez, arrastrando con él a varios barones regionales y alcaldes. Quiso convertirlas en un plebiscito —o Feijóo o él—, acaparó toda la campaña con mítines publicitarios y el resultado ha sido un auténtico desastre.

Sánchez ha tomado una decisión muy arriesgada y quizás lo fie todo a que ya, desde mañana, él mismo y todos sus palmeros mediáticos, que son muchos, empezarán una campaña dirigida a alertar a los españoles, en términos apocalípticos, del más que probable y necesario pacto del PP con Vox, para poder gobernar España.

Ha llegado el momento de que la alternativa a Sánchez, sobre todo el PP, se quite los complejos y diga alto y claro que prefiere pactar con Vox que con los herederos políticos de ETA, con los comunistas de Podemos y con los independentistas/golpistas de ERC, como ha hecho durante estos últimos cuatro años Pedro Sánchez. Que Vox es el partido de Ortega Lara y Bildu, el de Otegui.

Pero Sánchez, como se demostró este domingo, ya no engaña a casi nadie, sólo a los muy hooligans militantes y votantes del PSOE, que les da lo mismo lo que haga su secretario general, porque con tal de no ver a la derecha en el poder son capaces de aguantar lo que haga falta.

Durante estos últimos cuatro años, Sánchez ha dejado meridianamente claro cuál es su forma de hacer política. Es lo que se ha venido en denominar el "sanchismo". La mentira es su primer y principal instrumento. Dijo que no podría dormir, como muchos españoles, si tuviera como socio de gobierno a Podemos, e hizo un ejecutivo con el partido morado. Dijo que no pactaría nunca con Bildu, y lo ha tenido como socio prioritario durante este tiempo, blanqueándole descaradamente y ayudándole a tener el magnífico resultado que tuvo este domingo en el País Vasco y Navarra. En la Comunidad Autónoma Vasca superó en votos al PNV, partido que se lo tiene muy merecido por la traición que cometió con Rajoy en la moción de censura de Sánchez y por el apoyo prestado a este en la actual legislatura. En Sabin-Etxea no les llega el agua al cuello, ante la posibilidad de que Arnaldo Otegui sea el próximo lehendakari.

Todo lo que este domingo tuvieron presente los votantes del PP y de Vox a la hora de depositar su papeleta, seguirá siendo perfectamente válido el próximo 23 de julio. Sánchez es nefasto para España, para su estabilidad institucional, para la separación de poderes, para la libertad y, en definitiva, para la democracia que salió de la transición política y de la Constitución de 1978.

Por eso es urgente echar democráticamente a Sánchez de la Moncloa. El primer golpe importante lo recibió este domingo, donde perdió seis comunidades autónomas que tenía el PSOE —algunas tan importantes como Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón, la tan simbólica Extremadura, además de La Rioja y Cantabria, donde gobernaba con el PRC— no consiguió retener el Ayuntamiento de Sevilla, perdió Valladolid, no ganó en Barcelona, y sus socios de Compromís dejarán de gobernar en el consistorio de Valencia.

Pero el golpe del domingo tiene que tener una continuación, el definitivo, el 23 de julio. España como Nación se juega mucho y estoy convencido que si este pasado domingo, los ciudadanos, en un número importante, dijeron ¡basta ya!, supieron reaccionar, se movilizaron para ir a votar, lo mismo harán dentro de casi dos meses, porque son conscientes de la gravedad del momento que estamos viviendo.

Sánchez ha optado por consultar a los españoles -—fruto, insisto, de su desesperación— y estos le van a contestar alto y claro el próximo 23 de julio, mandándole a su casa y poniendo fin a cinco años de un gobierno Frankenstein que ha sido una pesadilla para los españoles. Nunca tanta incompetencia y tanto sectarismo se habían juntado en el Consejo de Ministros. Dentro de cincuenta y cuatro días, está en manos de los ciudadanos poner fin en las urnas a esta etapa tan nefasta de la historia reciente de nuestra Nación..

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