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José García Domínguez

Maragall se exilia en 'Madrit'

Sesenta y tres años ininterrumpidos chupando del bote en jugosos chollos políticos del 'Estat espanyol'. En fin, que lo disfruten en Madrid.

Sesenta y tres años ininterrumpidos chupando del bote en jugosos chollos políticos del 'Estat espanyol'. En fin, que lo disfruten en Madrid.
Ernest Maragall. | EFE

Después del "que os jodan a todos", que no otra resulta ser la traducción más rigurosa al castellano de la elegante reflexión con la que Xavier Trias, ese patricio y gran señor de Barcelona, encajó el resultado de la votación municipal, Ernest Maragall, su socio y sufrido compañero de disgustos, no tardó ni 48 horas en anunciar al mundo su decisión firme de partir hacia el exilio en Madrit. Los barceloneses hemos decepcionado tanto al tete Ernest, hemos sido tan miserablemente desagradecidos con él que, al igual que su fino compadre Xavier, también ha decidido que nos bombin. Sí, el Ernest ha quedado tan harto de nosotros que se nos marcha a Madrit para ocupar un escaño en el Senado y así padecer más de cerca la cruel opresión que durante toda su larga vida de luchador ha soportado por parte del maldito Estat espanyol.

Yo creo, y solo por eso, que los autóctonos de la Ciudad de los Prodigios acabamos de contraer una deuda histórica, absolutamente impagable por lo demás, con Alejandro Fernández y Daniel Sirera, las dos personas que con su lúcida terquedad acabaron convenciendo a Feijóo de que en ningún lugar está escrito que Barcelona tenga que ser otra propiedad privada más de la cofradía separatista. Pobre Ernest. Primero sufrió el acoso de la dictadura, que le forzó a ocupar un altísimo cargo de libre designación en el gabinete técnico asesor del alcalde Porcioles, gran protegido y amigo personal del general Francisco Franco. Aquella tortura, que compartió con su hermano Pasqual, duraría desde 1960 hasta 1995. Terrible.

Después, ya bajo la nueva opresión del partido socialista español, algo que a sus oídos suena igual que decir socialismo africano, de nuevo se vio coaccionado para cobrar las nóminas de portavoz del Ayuntamiento (1997-99), concejal de Hacienda (1999-03), secretario del Gobierno de la Generalitat (2003-06), diputado autonómico (2010-21) y consejero de Educación de la Generalitat ( 2006-10). Luego, tras quitarse la máscara una vez cumplidos los 70, las de eurodiputado (2014-17), consejero de Exteriores de la Generalitat (2018) y concejal de Barcelona (2019-23). Sesenta y tres años ininterrumpidos chupando del bote en jugosos chollos políticos del Estat espanyol. Comprensible que ande tan quemado el Ernest. En fin, que lo disfruten en Madrid.

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