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Pedro de Tena

La conjetura ZP2: una razón más para no votar masivamente al PSOE el 23 de julio (I)

¿Cuál sería la conjetura ZP2? Pues tiene dos variantes, una fuerte y una débil.

¿Cuál sería la conjetura ZP2? Pues tiene dos variantes, una fuerte y una débil.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero durante un acto electoral en Cataluña. | Europa Press

No sé si queda algún socialista cabal en esta España. Si lo hubiera, ya habría comprendido y reconocido que su origen histórico, aunque necesario, no fue afortunado. Si lo hubiera, habría comprendido y reconocido que su comportamiento antes, durante y después de la Guerra Civil, a la que llevó a media España y, en buena parte, a la otra media, exige un examen de conciencia y una petición de perdón a los españoles.

Si lo hubiera, ya sabría que desde el advenimiento de José Luis Rodríguez Zapatero, alias ZP y fingidor del "talante" (ya se ha visto que el talante que le mola es el de Nicolás Maduro y otros dictadores comunistas bolivarianos ) no tiene ni cabida ni salida un partido tal en una democracia liberal ni en una España nacional y unida, el único actor político histórico en el concierto internacional.

Esto es, si el socialismo español quiere ser democrático alguna vez tiene que renunciar abiertamente al marxismo, doctrina incompatible con la democracia real y formal, y a toda asociación con sus derivados comunistas; tiene que reconocer su corresponsabilidad en la destrucción de la II República y en el desencadenamiento y ensañamiento de la Guerra Civil y tiene que adecuar su organización a la administración temporal e intermitente del poder político en una España vertebrada por un Estado fuerte y común sin ánimo de ocuparlo en exclusiva y mucho menos de conquistarlo.

Sobre todo, debe proceder a la reordenación de sus valores primando a la libertad y a la propiedad, con las limitaciones que se pacten, sobre la falsa solidaridad, que la verdadera es de ida y vuelta, de socios que reciben y dan y no sólo reciben. Si algo ha enseñado el siglo XX es que sin libertad e igualdad ante la ley nunca habrá justicia ni solidaridad ni progreso ni civilización. No. La disyuntiva no es socialismo o barbarie, sino democracia o sumisión.

Viene esto a cuento de que ha surgido en la prensa española una conjetura que vamos a llamar ZP2. Si seguramente hay más que la defienden, sus más conocidos expositores han sido Federico Jiménez Losantos, primero, y poco después, el un día jefe de comunicación de Adolfo Suárez durante la transición, Fernando Ónega, hoy ejerciente como columnista de La Vanguardia, ya no española, entre otros menesteres. Ha sido en sus páginas donde el pasado día 12 dejó escrita su pieza Resurrection ZP, que describe la trayectoria de su Lázaro de Puebla y pespuntea su conjetura de este modo:

Expulsado democráticamente del poder, ZP se recluyó en el Consejo de Estado como si fuese un convento de clausura y su actividad política pareció limitarse a mediar, con éxito desconocido, ante Nicolás Maduro. Y de pronto, once años después de su enterramiento, reapareció y miren cómo: como gran autoridad moral de la izquierda, como gran inspirador de la política de Sánchez, como gran avalista de la ortodoxia socialdemócrata del PSOE y, al parecer, como gran garantía de la movilización y la fidelidad del electorado socialista. De ser casi un apestado en las anteriores elecciones, pasó a ser un talismán en estas. Es decir, Rodríguez Zapatero resucitó.

Nuestro Federico, menos circunspecto, lo anticipaba así:

Si bien se mira, lo que está haciendo Zapatero es reivindicar su legado, y a Sánchez como parte de él, lo que es rigurosamente cierto. Ni Felipe González, ni Javier Fernández, ni Rubalcaba aparecen en sus peroratas. Tampoco Sánchez. De lo que habla es de su pacto con la ETA, base del de Sánchez, de su alianza con el separatismo catalán, que su sucesor continúa, y de su unidad de acción en los comunistas del Grupo de Puebla, donde están el PSOE, Podemos y el PCE.

Entonces, ¿cuál sería la conjetura ZP2? Pues tiene dos variantes, una fuerte y una débil. La más liviana seria que ZP se erigiera en líder "intelectual" y político del PSOE una vez consumada la derrota de Pedro Sánchez en las elecciones del próximo 23 de julio y diera paso a un PSOE controlado por sus mentores nacionales e internacionales. La más maciza seria que el propio Zapatero aspirase de nuevo a la secretaria general del PSOE con el apoyo de José Bono –que lo beatifica en sus nuevas MemoriasPepiño Blanco y otros exzapateristas, incluido el propio Sánchez. De esa forma todo quedaría en casa.

La conjetura tiene una ventaja: que consagra definitivamente el fin de Pedro Sánchez y su sanchismo radical largocaballerista, aliado con los neocomunistas bolivarianos o descafeinados de la eternamente estupefacciosa Yolanda Díaz y los separatismos vasco, catalán y gallego y otros mengues internacionales, políticos o islamo-religiosos. Pero tiene grandes peligros, quizá más que los mostrados por el ya mentiroso oficial Sánchez, que ha engañado a los españoles de mil y una formas. Incluso con el peaje de las autovías, que ya pagamos entre todos, a partir de 2024, nos ha mentido.

Recientemente ha fallecido el famoso novelista checo-francés Milan Kundera, del que leímos en su día La insoportable levedad del ser (1984), y poco más, hace muchos años. De él, se dicen ahora muchas cosas, pero no hay tantos votantes de la izquierda, que se refieran, por razones obvias, a su excomunismo y a la censura final que sufrió en la Checoslovaquia invadida por la URSS en 1968, tras la irrupción liberalizadora de la "Primavera de Praga". Expulsado del Partido Comunista (dos veces), se afincó en la burguesa París y se hizo ciudadano de La France democrática.

Pues, miren por donde, este célebre escritor dictó una conferencia en Praga en 1968 que se tituló Cultura y existencia nacional en la que se refería al derecho de naciones como la suya originaria a la existencia y continuidad tras el dominio comunista soviético. Ya saben que ese derecho lo defienden todas las naciones que en el mundo son, o se creen que son, pero le es prohibido por la izquierda social comunista separatista a España que, siendo la nación-Estado más antigua de Europa, no perseverar en su ser común y en su historia.

En esa conferencia, Kundera ensayaba una definición del "vandalismo político" que ya intuía como real y presente en aquellas fechas de la Europa rasgada por la guerra fría y el Muro de Berlín. Lo explicaba así: "¿Qué es un vándalo? No es el campesino analfabeto que, en un impulso de rebeldía, incendia el castillo del propietario. El vándalo, tal como lo veo a mi alrededor, tiene asegurada su vida material: sabe leer y escribir, está satisfecho consigo mismo y en conjunto no ha sufrido daño del que quiera vengarse. Es un orgulloso limitado que cabalga sobre sus derechos democráticos. Se imagina que uno de sus derechos es crear el mundo a su imagen; y como el mundo está colmado de cosas que no entiende, lo crea a su imagen, devastándolo". ¿Toman nota?

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