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José García Domínguez

Sin amnistía, no habrá Frankenstein-2

El PNV, Esquerra, Bildu y el BNG nunca romperán con Sánchez, porque saben que cualquier día pueden necesitar sus votos para mandar en casa. Junts no.

El PNV, Esquerra, Bildu y el BNG nunca romperán con Sánchez, porque saben que cualquier día pueden necesitar sus votos para mandar en casa. Junts no.
Carles Puigdemont. | Europa Press

Con todo lo que ha pasado aquí desde la vísperas del 1 de octubre del año 17, sigue habiendo muchos en Madrid que todavía no han entendido cuál es la genuina naturaleza profunda de Junts per Catalunya, el partido que Carles Puigdemont creó a su imagen y semejanza a partir de los despojos fúnebres de la traspasada Convergencia. Y es que, pese a antojarse algo evidente toda vez que ellos no se han preocupado en ningún momento por tratar de disimularlo, a estas horas —escribo el miércoles, la víspera del carajal constitutivo— continúan sin verlo.

Porque el error de percepción que comparten PP y PSOE —además de muchas terminales mediáticas volcadas en la creación de la opinión pública nacional— reside en dar por hecho que Junts per Catalunya es un partido independentista, uno más. Y resulta que no lo es. Independentista es el PNV, ese mismo PNV al que el Partido Popular corteja y piropea sin el menor pudor a estas horas. Independentista es la Esquerra. Independentista es Bildu. Independentista es el señor del BNG, uno con barba que no me acuerdo cómo se llama. Independentista en la intimidad es Francina Armengol. Pero Junts per Catalunya es antisistema; sobre todo y ante todo, antisistema.

También se reclaman del independentismo, huelga decir; pero lo en verdad esencial en ellos, lo que define sus señas de identidad, las hondas, es el sesgo iconoclasta que los empuja a la confrontación permanente con el Estado. Y ese rasgo ontológico es el que marca la diferencia. Porque los otros, PNV, ERC, BNG y Bildu —incluso Bildu—, pueden cerdear de cara a sus respectivas galerías domésticas, pero siempre acaban mercadeando los apaños que haga falta en cada momento; son políticos profesionales, no marcianos. Junts, en cambio, es otra cosa. El PNV, Esquerra, Bildu y el de la barba del BNG nunca romperán con Sánchez, porque saben que cualquier día pueden necesitar sus votos para mandar en casa. Junts no, y esa es la otra diferencia. Junts, que no es solo la figura de Puigdemont, negociará hasta el último minuto, sí, pero no se bajará del burro maximalista. Sin amnistía, no habrá Frankenstein-2.

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