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Antonio Robles

Sarta de mentiras

Nadie puede abusar de la Ley de todos sin convertirse en un gobernante odioso y odiado. Por mucho que despliegue sus plumas de pavo real.

Nadie puede abusar de la Ley de todos sin convertirse en un gobernante odioso y odiado. Por mucho que despliegue sus plumas de pavo real.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su llegada al acto de homenaje a la Constitución | Europa Press

Entrevista ayer de Susanna Griso a Pedro Sánchez en Antena 3. Me van a perdonar, no me educaron para soportar tanta desvergüenza. Sería mi obligación desmontar una a una sus mentiras, su pose engolada, ese énfasis insoportable que falsifica cada sílaba, sus muecas y ojos lacrimógenos de cordero degollado cada vez que nos quiere manipular de nuevo…buuufff!, qué asco de personaje.

No puedo, ya ha rebasado todos los límites soportables por cualquier persona corriente. Ya no se trata de su ideología o la ausencia total de ella, ni siquiera si vende la impunidad de unos a costa de los bienes de todos, sino del descaro, su falta de escrúpulos para traficar con las emociones, la hacienda y la patria de todos. Es una cuestión de piel. Insoportable, soberbio, arrogante, vanidoso, endiosado, impertinente, redicho, fatuo, cursi, petulante, resabiado, engolado, pedante, odioso, mentiroso hasta decir basta, manipulador, tóxico, amoral… y muy rencoroso, le importa tres carajos lo que sintamos o pensemos. El mundo está para servirse a voluntad sin reglas ni vergüenza.

Se le nota todo al repelente niño Vicente. Hasta la convicción de donde nace tanta impostura. Deja huellas inconscientes en su segundo libro, "Ciénaga ponzoñosa" escrito por la negra de guardia. Mientras se da el pisto con Yuval Noah Harari en su paso por Moncloa, remarca ufano la evidencia: hoy, el exceso de información, lejos de darnos más datos para distinguir la verdad del error, satura nuestras mentes hasta convertir la verdad y la mentira en un mondongo indistinguible. Es ahí donde se siente inmune e impune. La cuestión no es ser capaz u honesto, poseer apoyo social o merecer respeto, sino poseer el poder suficiente para sobresalir sobre el caos y carecer de escrúpulos para imponer su relato. El que sea más conveniente a sus intereses en cada momento. Cualquiera con tal de flotar sobre el lodazal.

Quizás su "virtud" más putrefacta sea la capacidad para proyectar sobre el adversario, su alma podrida. Tiene el cuajo de hablar de "sarta de mentiras" para descalificar al adversario Aznar con la convicción ofendida de un virtuoso. Imposible mayor cinismo. O soltar su enésima justificación de la amnistía con esta maldad contra Feijóo: "El PP, si no hubiera dependido de los votos de Vox para poder sacar adelante la investidura, y solamente del nacionalismo periférico, hubiera aprobado la amnistía". Y se queda tan ancho. Sabe que la verdad y la mentira ya no dependen de su naturaleza, sino del control de la hegemonía mediática y la compra de voluntades.

Para él no hay verdad ni mentira, solo incondicionales, o enemigos a quienes erradicar del ruedo político. Es como si no soportase que alguien le contradiga o exponga sus miserias. Llega a la osadía de reprochar a los medios no afines por criticarlo, y en el colmo del intrusismo, reprocharles que hagan o dejen de hacer tal o cual pregunta a sus adversarios políticos. Él, que ceba con dinero público más pesebres que nadie.

CODA: No he tecleado una sola línea ponderada ni razonable. Ni siquiera lo he intentado. Esta es la paz tóxica que nos ha traído el sátrapa. Para millones de españoles ya no es un adversario político, sino nuestro enemigo. Nadie puede abusar de la Ley de todos sin convertirse en un gobernante odioso y odiado. Por mucho que despliegue sus plumas de pavo real.

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