

Soy víctima de la ETA. Una de sus bombas asesinas me mutiló y provocó un reguero de intervenciones quirúrgicas que me han dejado secuelas… pero no impidió que me convirtiera en miembro del GAR, de la Guardia Civil.
Tras narrar la historia oficiosa de esa desconocida unidad (Pikoletos. La derrota de la ETA y la élite de la Guardia Civil), tenía una deuda pendiente con las otras víctimas de la ETA, anónimas, desconocidas, maltratadas, ignoradas… y no solo por la ETA y su entorno, sino durante mucho tiempo por las instituciones vascas y del Estado, esquivas y cicateras. De ahí surge mi último libro: un homenaje a todas las víctimas y a sus seres queridos, todos Inocentes, que han sufrido en silencio la hostilidad del mundo vasco, a través de los ejemplos de mi libro.
Todas las víctimas retratadas en las páginas de Inocentes (Arzalia) me han acompañado, durante muchas visitas y encuentros. Hemos llorado juntos, recordando a sus seres queridos, mi propio atentado y a todas las demás víctimas.
Después de recibir el impacto brutal de la noticia de la muerte cercana (tiro en la nuca, coche bomba, etc) esos inocentes caen en el olvido, viven al lado de sus verdugos, o al menos de los que les han apoyado…y siguen haciéndolo.
Por todos estos motivos, cuando leáis Inocentes descubriréis que sí era necesario otro libro sobre la ETA y su entorno, porque, como digo siempre, y es mi mayor motivación en la vida, "lucharé contra el olvido como luché contra la ETA".