La caída y decadencia del inexistente imperio europeo
La reunión de París solo sirvió para constatar que Europa es un cadáver político, un zombi militar, una nada vacua de discursos macilentos.
En 1776, coincidiendo con el acta de nacimiento del imperio estadounidense, Edward Gibbon publicó el primer volumen de La decadencia y caída del Imperio romano. A través de más de mil años, Gibbon trata del apogeo de Roma al colapso del 476 d. C. y la caída final de Constantinopla a manos de los turcos, véase ahora, ay, Estambul.
La caída de Roma, como indica el periodo estudiado de mil años, no consistió en una única hecatombe, sino un lento deterioro de instituciones y virtudes cívicas. ¿Qué virtudes cívicas? Las clásicas romanas estaban vinculadas a una ética epicúreo-estoica, que subrayaba la disciplina y el deber, además del placer inteligente y contenido. Sin embargo, los romanos degeneraron hacia el vulgar hedonismo orgiástico o el ascetismo empobrecedor masoquista. Desde el punto de vista de las instituciones, Roma fue sustituyendo las legiones romanas con una tropa de mercenarios, mal pagada y peor disciplinada, que no pudo enfrentar las invasiones de bárbaros al estilo de visigodos, vándalos y hunos.
En el campo fiscal, Gibbon subraya el incremento de los impuestos hasta ser confiscatorios, con la agravante de una inflación frecuentemente disparada y la mala gestión administrativa. Una vez que el cristianismo fue adoptado como religión del imperio, también repercutió en la decadencia por las disputas internas de la nueva religión que se estaba formando entre debates y crisis facciosas, como la del arrianismo. Algunos emperadores ejercieron de líderes que frenaron la decadencia, mientras que otros, la mayoría, la incentivaron. La puntilla se la dio Diocleciano cuando dividió el imperio, fragmentando el poder administrativo y defensivo, lo que en la época del nacimiento del nuevo imperio islámico a partir del siglo VIII iba a ser un suicidio.
Actualmente, en Europa hemos pasado a la caída del imperio incluso antes de haberse formado. Zelensky ha llamado a crear un ejército europeo que debería haber estado formado en cuanto se creó la Unión Europea. El lunes fue la última oportunidad para la reinvención de Europa y algún ingenuo podría haberse ilusionado de que ante el repliegue al aislacionismo de EE. UU., los líderes europeos se habrían unido para crear un monopolio europeo de la violencia para que el mundo supiese que si Zelensky es un nuevo Churchill, Macron es un nuevo Charles de Gaulle.
Por supuesto, la reunión de París solo sirvió para constatar que Europa es un cadáver político, un zombi militar, una nada vacua de discursos macilentos. Por supuesto, no se le ha ofrecido a Ucrania la entrada en la UE ipso facto. Por supuesto, no se ha creado un Estado Mayor militar europeo que controle todas las tropas nacionales. Por supuesto, ni un solo compromiso de llegar al 5% del presupuesto de cada Estado para gasto militar, con la reconversión de los orwellianos ministerios de Defensa en ministerios de la Guerra. Por supuesto, nada de desplegar tropas europeas en Ucrania (hay que reconocerle al inglés Starmer que él sí lo ha ofrecido). Por supuesto, ni soñar en exigir a Rusia que se largue de Ucrania y poner a Putin contra las cuerdas, le guste o no al nuevo sheriff de Washington.
Por cierto, mientras todo el mundo en Europa llora por los aranceles trumpianos, un informe del nada sospechoso Mario Draghi subrayaba que es la UE la que se sabotea a sí misma con aranceles internos en forma de barreras al comercio que llegan al 45% de arancel en la industria manufacturera y al 110% en los servicios. El título del informe de Draghi es:
Olvídate de EE.UU.: Europa ha conseguido ponerse aranceles a sí misma. Las altas barreras internas y los obstáculos regulatorios son mucho más perjudiciales para el crecimiento que cualquier cosa que pueda imponer Estados Unidos.
Para el caso de Ucrania, los europeos deberíamos también olvidar a EE. UU. y dejar de llorar por la traición de Trump, para ponernos las pilas y construir un imperio republicano armado nuclearmente hasta los dientes. El resto es lo que le respondió Aixa a Boabdil, llorando como inanes lo que no hemos sabido defender como valientes. Como en el caso de los coletazos finales del reino nazarí de Granada, estamos viviendo la crónica de una muerte anunciada, con los europeos siendo conscientes de que nos dirigimos hacia una decadencia tutelada por EE. UU., Rusia y China.
Gibbon nos advirtió: "Todo lo humano, si no avanza, debe retroceder".
Lo más popular
-
Woody Allen, para desesperación de la izquierda: "Madrid es una ciudad que siempre me ha encantado" -
La Audiencia de Madrid avala diligencias que acorralan a Begoña Gómez -
Bronca monumental en la Asamblea y acusaciones de "violencia política": "Verles enfadados me pone" -
Maduro en jaque: el Pollo Carvajal tira de la manta ante Trump y detalla las prácticas criminales del chavismo -
Vídeo: Febrero, fecha clave para el fin de Sánchez
Ver los comentarios Ocultar los comentarios