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Pablo Molina

Los trileros del presupuesto

El PP debería marcar la diferencia, obligando a sus presidentes regionales a presentar los presupuestos en los parlamentos autonómicos.

Feijóo. | LD/ Agencias

La negativa del Gobierno a tramitar el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado de 2025 no ha provocado la escandalera política que cabría esperar del principal partido de la oposición por una razón elemental: los populares tampoco han presentado los presupuestos de este año en las comunidades en las que no tienen asegurados los votos necesarios para sacarlos adelante.

Tras la ruptura de Vox con el PP en julio pasado, los gobiernos de las comunidades de Murcia, Valencia, Castilla y León, Aragón y Baleares han perdido la mayoría parlamentaria, por lo que todas ellas tienen en estos momentos prorrogados los presupuestos del año anterior. Igual que Sánchez, solo que el Gobierno de España ha llegado a prorrogar la prórroga misma, de manera que en 2025 está gobernando con unos presupuestos redactados para 2023. Pero es que el sanchismo llega a unos extremos difícilmente superables en equilibrismo parlamentario, como estamos viendo una y otra vez desde que arrancó la actual legislatura, va ya para dos años.

¿Es necesario contar con unos presupuestos anuales? La pregunta es irrelevante puesto que no se trata de evaluar una necesidad, sino de cumplir con la Constitución Española y los estatutos de autonomía, en cada caso. Los gobiernos están obligados a llevar a su parlamento en el último trimestre del año en curso las cuentas del ejercicio siguiente, sin que quepa aducir la debilidad parlamentaria como razón suficiente para su incumplimiento. El Consejo de Ministros y los consejos de gobierno autonómicos tienen que presentar su proyecto de cuentas públicas para que la oposición las reforme o las destroce, según la fuerza parlamentaria de cada uno. Evadir el trámite de la ley anual más importante que aprueba un Gobierno como la de los presupuestos es una cobardía que busca evitar a toda costa un revolcón parlamentario que, en el caso de Sánchez, podría llegar a ser histórico.

El trilero mayor del reino no se va a dejar azotar por los partidos de la oposición y, lo que le resulta más doloroso, por sus socios parlamentarios, siempre dispuestos a humillarlo para que no se le olvide quién manda aquí. El PP debería marcar la diferencia, obligando a sus presidentes regionales a presentar los presupuestos en los parlamentos autonómicos. Y si fracasan en el intento no tienen más que adelantar las elecciones y aplastar a la izquierda, como indican todas las encuestas incluso en Valencia, que ya es decir. Feijóo, sin embargo, prefiere que los suyos imiten a Sánchez y sigan ganando tiempo reproduciendo sus pretextos de trilero. Él sabrá.

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