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Agapito Maestre

Con miedo y sin vergüenza

La cosa se deteriora cada día más. Pero preferimos aferrarnos a las perversidades del régimen 78 antes que rebelarnos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | EFE

No ha ido al Cervantes. Dicen que no irá al entierro del Papa. Sánchez sigue sin pisar la calle. Para qué va a salir, si hace lo que le da la gana, y los de la Oposición tragan. Ejerce el poder con delectación. Al lado de los otros, revela su verdadera esencia: la represión. Reprime a los enfermos del ELA, persigue a los benedictinos del Valle de los Caídos y a todo el que se le plante. Menudo es el tipo. Terrible. No quedará de España nada. Cada día tenemos más canguelo y más esperanzas, sí, cómo para no tenerlas. Pocos españoles pueden decir con razón que ellos viven sin miedo y sin esperanza. Aquí hasta el grandioso ideal estoico está en peligro. Salvo los bienaventurados, seres idénticos a ellos mismos, la mayoría de los españoles tenemos miedo a que esto empeore y, de vez en cuando, buscamos señales, algo a lo que agarrarnos para decirnos, joder, peor que estamos ahora, desde el punto de vista moral y político, ya es difícil imaginarlo. Pues, no queda otra, tendremos que imaginarlo. Lo peor está por llegar. No será el fin sino su principio.

A este fulano no lo echa de La Moncloa nadie, porque los otros, los de la Oposición, son unos escuchimizados que viven de lo mismo: del momio del Estado. Hay que joderse con esta gentuza. Pocos españoles preocupados por la esfera pública-política, por la creación de vínculos comunes, mantienen que esta pantomima de "democracia" nos permita vivir sin miedos y sin esperanzas. Otra cosa, obvio, pregonan los enchufados del régimen, la casta política y sindical, los vagos y los maleantes, los que simulan a todas horas que no vivimos en una sociedad encanallada por el sanchismo y sus correligionarios. Esos son más que optimistas, sí, son criminales de guante blanco: convierten con risa sediciosa la vulgaridad corriente de todos los días, en algo extraordinario. Liberador de todas las miserias humanas. ¡Cabrones!

Peor qué mejor, el sistema político del 78 nos ha "educado", aunque mejor sería decir, nos ha estabulado, domesticado, para creer que esto puede ir a mejor. Mentira. Vivimos en un puñetero régimen bloqueado. La cosa se deteriora cada día más. Pero preferimos aferrarnos a las perversidades del régimen 78 antes que rebelarnos. Por eso, precisamente, es imposible sobrevivir sin miedo y sin esperanza. Este famoso ideal estoico se ha convertido sólo en una aspiración, porque, mientras aguante el tinglado de Sánchez, no tendremos más remedio que agarrarnos a cualquier clavo ardiendo, o sea, a qué vendrán los del PP, o los de VOX, o la madre que parió a todos juntos… Engaños.

¿Cuál es uno de esos últimos engaños? Creer que Sánchez se esconde en su guarida de La Moncloa y renuncia salir a la calle porque le ha entrado la jindama. Falso. Con miedo está en La Moncloa desde que llegó y es lo que mantiene en el poder: miedo a los etarras, a los comunistas y a los separatistas. Se ha quitado el miedo de encima como hacen todos los cobardes: entregándose a quienes le acobardan. Por lo tanto, descuiden, las ausencias de Sánchez del entierro del Papa y de la cosa del Cervantes no son signos de cambio sino de perdición. La Oposición traga y simula. Espera. No sé qué espera, pero ahí sigue. Y el resto, la morralla de los españolitos de a pie, seguimos a lo nuestro, o sea, destierro interior y, naturalmente, a trabajar para ir tirando y preparando las vacaciones de verano. Nihilismo.

¿Cómo salir del nihilismo? Como siempre hemos salido, dando por saco o haciéndole la pascua a esta gentuza. Por ejemplo, Sánchez anuncia 10.471 millones de inversión en defensa para llegar al 2% del PIB este mismo año. El Plan industrial y tecnológico se financiará a través del presupuesto, sin recurso a deuda. El Gobierno aspira a que contribuya a un aumento del PIB entre 0,4 y 0,7 puntos y la creación de 100.00 empleos. Todo eso parece el cuento de la lechera. Es una mentira. Propia de Sánchez. Pero lo que no es mentira es que los enfermos de ELA esperan que el Gobierno autorice 200 millones para atender aquellos con menos recursos, el Gobierno se excusa en la falta de Presupuestos. Terrible contraste: 10 mil millones adicionales de gasto en armamento y se le niega 200 a los enfermos de ELA. Cuántas mentiras más tendremos que soportar de este sujeto, Sánchez, hasta que se le ocurra adelantar las elecciones. ¡O quizá no las convoque! No hay nada que hablar con un gobierno mentiroso. Sólo nos cabe preparar la insurrección, la insumisión y la insurgencia. La resistencia es lo primero. No puede negociarse nada con quien miente siempre. La mentira es la mayor inseguridad y la más injusta. Frente a ella, como dice el estoico Jesús Pastor, la verdad, la libertad y la justicia deben marcan nuestro camino.

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