
Acaba el curso político en la Asamblea de Madrid y lo hace con la entrada en vigor, el pasado 1 de julio, de una de las últimas leyes que aprobamos: la reducción del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Una iniciativa con la que se incrementa la bonificación existente para las transmisiones entre hermanos y tíos y sobrinos desde el 25% al 50%, y supone para los madrileños un ahorro de 140 millones de euros.
Esta no es la primera vez que los gobiernos del Partido Popular de Madrid actúan sobre este impuesto, especialmente injusto, regresivo y confiscatorio. Fuimos pioneros en bonificar el 99% del impuesto a cónyuges, padres e hijos; también fuimos la primera Comunidad en hacerlo entre hermanos, tíos y sobrinos, incrementándolo en 2022 y ahora en 2025; e igualmente fuimos la primera en crear un mínimo exento de 250.000 euros para donaciones y herencias entre padres e hijos, cónyuges y hermanos destinados a la adquisición de vivienda habitual o al lanzamiento de una iniciativa empresarial.
Con todo ello, los resultados no han sido distintos de los de otras reducciones impositivas: el número de donaciones realizadas se han multiplicado casi por 20, el número de sucesiones por tres y, como consecuencia, se ha incrementado la recaudación por este concepto un 27%, hasta los 546 millones de euros.
Y es que, en efecto, la nueva reducción en Sucesiones y Donaciones no es una medida aislada, sino que responde a los mismos principios y objetivos que el resto de bajadas de impuestos llevadas a cabo por los gobiernos del Partido Popular.
En Madrid, defendemos una política fiscal capaz de impulsar la actividad económica y generar un marco adecuado que atraiga la inversión, favorezca la creación de empresas y sea capaz de generar nuevas oportunidades de empleo. Se ensancha así la base de contribuyentes, de tal manera que habrá más personas sosteniendo los servicios públicos para que puedan seguir mejorando y siendo referencia de calidad y bienestar.
Y es lo que está ocurriendo. Baste señalar que el año que se deflactó por primera vez el IRPF autonómico y se bajaron medio punto todos sus tramos, la Hacienda regional recaudó 900 millones de euros más. Más aún, en los últimos seis años se han reducido impuestos de manera ininterrumpida, se ha deflactado dos veces el IRPF, se han suprimido todos los impuestos propios y Madrid consigue recaudar un 154% más que Cataluña, que tiene más habitantes, más contribuyentes, cada una de las distintas figuras tributaras más altas y 15 impuestos propios.
Esta evolución ha permitido que los Presupuestos regionales para 2025 alcanzasen los casi 29.000 millones de euros, el mayor esfuerzo realizado nunca para mejorar los servicios públicos puestos a disposición de los madrileños. Sin duda, la mejor garantía del bienestar de los madrileños es el sistema fiscal que impulsa Isabel Díaz Ayuso.
Un impulso fiscal que ha sido especialmente intenso este curso político. Si ha concluido con esa entrada en vigor de la reducción en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, en noviembre la Asamblea de Madrid aprobaba reducciones en el IRPF para atraer nuevos inversores, así como para facilitar el acceso a una vivienda. Se crearon nuevas bonificaciones que impulsan el alquiler de viviendas vacías, amortiguan el incremento de las cuotas de préstamos variables por la subida de tipos e incentivan la residencia habitual en municipios de menos de 2.500 habitantes, tanto en régimen de compra como alquiler, haciendo frente así, también, a la despoblación rural.
Con la misma finalidad de ayudar a quienes más dificultades tienen para acceder a una vivienda, se redujeron el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y el de Actos Jurídicos Documentados a través de bonificaciones del 100% en la adquisición de vivienda de segunda mano en el primer caso y nueva en el segundo. Y todas estas medidas han supuesto un ahorro adicional de 170 millones de euros.
Con las de este curso, son ya 32 las reducciones fiscales llevadas a cabo en Madrid, que han supuesto, de media, que cada madrileño se ahorre 10.575 euros y que responden a los compromisos asumidos en el programa electoral con el que el Partido Popular de Madrid concurrió a las elecciones.
En el ecuador de esta Legislatura, es bueno recordar que el 96% de las medidas incluidas en él se han cumplido o puesto en marcha. Más oportuno aún en una época en que la mayoría de los programas se convierten en papel mojado y se llama "cambios de opinión" a lo que es una traición a los principios y a los votantes.
Para el Gobierno de Madrid, cumplir con la palabra dada no es sólo una obligación y una señal de respeto a los electores, es también un mensaje a los ciudadanos y los agentes económicos de confianza, seguridad y credibilidad. Es decirles a todos, "aquí está Madrid, una región especialmente fiable en la que puedes creer". Y esta seña de identidad es una de las principales razones de su éxito.
Angel Fco. Alonso Bernal es Portavoz de Presupuestos y Hacienda del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea de Madrid.
