La verdad de la Cumbre de La Haya
La verdad es que, en fin, orillándonos del compromiso con nuestros socios y aliados, Sánchez ha debilitado la defensa de España.
En su conocida obra The Commanders (New York, 1991), Bob Woodward comparte la experiencia de uno de los grandes protagonistas de la primera Guerra del Golfo, el General Colin Powell, US Army, Chairman Joint of Cheefs of Staff, cargo equivalente al de Jefe del Estado Mayor de la Defensa. "Deberías habérmelo avisado antes", pone Woodward en boca del General dirigiéndose al Almirante Crowe, su antecesor en el cargo. Lanzar una ofensiva sobre Irak, tras la invasión de Kuwait, no era la opción preferida del General, pero el Presidente no tenía tiempo a esperar en defensiva los resultados de las sanciones. Así pues, autorizó la duplicación de efectivos que su principal asesor militar estimaba necesaria e informó a la opinión pública de su decisión de lanzar la ofensiva, una vez obtenidos los necesarios poderes de guerra.
Pocas cosas deben ser más difíciles que ser el principal asesor militar del titular del Ejecutivo. ¿Cómo sustraerse a la política cuando el cargo que ostentas, por mucho que vistas uniforme, te sitúa en ese nivel? Los interlocutores del JEMAD son políticos, y sus decisiones también, por más que las estimaciones que las sustentan sean militares. El Almirante López Calderón ha declarado en Nueva Economía Forum que los Objetivos de Capacidades comprometidos por España con la OTAN el 5 de junio pasado serán practicables con un esfuerzo de defensa del 2% del PIB. Siendo aquellos materia reservada, nadie está en condiciones de discutirlo, pero es que Pedro Sánchez se había escudado en esa estimación para justificar su doblez en la Cumbre de la Haya. Imposible ignorar que la neutralidad política de la institución militar puede así quedar empañada.
La diferencia entre la situación del General Powell y la del Almirante López Calderón es la que media entre George W. Bush, un respetado estadista y líder nacional y Pedro Sánchez, un ya internacionalmente reputado trilero rodeado de una banda de presuntos delincuentes. ¿Se imaginan a Bush echando "las culpas" de "Tormenta del Desierto" al Secretario de Defensa Cheney o al General Powell? Sin que le importe el daño causado al interés nacional, Sánchez miente a la opinión pública y a sus propios socios, porque en la Declaración final de la Cumbre no consta reserva alguna por parte de España. Miente también cuando trata de justificarse con el planeamiento de capacidades y la participación de nuestras fuerzas en el despliegue adelantado de la Alianza. Y miente cobardemente, como acostumbra, tratando de escudarse en sus colaboradores.
Una forma de desdramatizar sería decir que mienten todos: Sánchez por negar el compromiso y Trump por exigirlo, cuando en realidad nadie, ni él mismo, está dispuesto a cumplirlo. ¿Será así? Porque yo no lo sé… Diríamos como Pilatos ¿Quid est veritas? Y seguiríamos adelante… Con ese 2,1% que, bordeando al Legislativo, nos brinda el Gobierno en su pretencioso Plan Tecnológico e Industrial para la Seguridad y la Defensa seguramente podremos hacer mejores cosas, incluso un portaaviones, y quizás también buenos negocios. ¿Será esto al menos verdad? No lo creo… Pero, a despecho de las narrativas engañosas que tanto gustan hoy día, la verdad existe.
La verdad es que los aliados han (hemos) acordado sin excepción alguna elevar el esfuerzo de defensa al 5% del PIB. Como ha indicado el Embajador Pascual de la Parte, ex Representante de España ante el Consejo Atlántico, se trata de un compromiso político, no jurídico, sólo que, a veces, los compromisos políticos pesan más que los jurídicos; como las naciones que los sostienen, me permito añadir. Las medias palabras de Sánchez hacen a España, de nuevo, un aliado impredecible, poco fiable.
La verdad, por supuesto, es que Sánchez no puede asegurar que España podrá cumplir ni tan siquiera ese compromiso del 2 %. Como sus socios de coalición y parlamentarios no le permiten aprobar Presupuestos Generales del Estado, ha tenido que acudir a "ingeniería financiera", un recurso sólo válido para este ejercicio. ¿Qué pasará después? Que el Objetivo de Capacidades que España ha contraído pudiera, en todo caso, ser afrontado no lo discutiremos ahora, pero mediado el ciclo en 2027 habrá una revisión y finalizado éste en 2029, se definirá un nuevo Objetivo con mayor ambición. ¿Qué haremos cuando los demás, de nuevo, casi dupliquen nuestro esfuerzo?
La verdad es también que la participación de España en el despliegue adelantado (las famosas "misiones", en las que participan unos 3.000 militares) es poco significativa en relación con las capacidades del conjunto de la Fuerza, con una entidad veinte o treinta veces mayor. Es éste el enojoso legado de los "felices noventa" y éste el recuerdo de la "agencia de viajes" en la que la Alianza se convirtió. Pero la defensa colectiva ha vuelto a ser, según el Concepto Estratégico de Madrid refrendado por la Declaración de La Haya, el "compromiso férreo" de la OTAN (ironclad commitment). El despliegue adelantado no es más que una muestra de resolución, pero son las capacidades y el alistamiento del conjunto lo que cuenta, al margen de los "agradecimientos".
La verdad es que, en fin, orillándonos del compromiso con nuestros socios y aliados, Sánchez ha debilitado la defensa de España, basada en sus propios recursos militares y en ese ironclad commitment. Lo primero que el JEMAD ha advertido en sus controvertidas declaraciones es que "España está en el punto de mira de nuestros adversarios" y que "el armamento y personal militar es claramente insuficiente". Esto también forma parte de su estimación, de la que concluimos: España está ante un riesgo objetivo, con parte de su territorio fuera del "área OTAN", y con una preparación militar que deja mucho que desear, fruto de esa complaciente disposición de tantos años a "hacer más con menos". Si la posición en la Alianza de nuestro país se devalúa, en la misma medida lo hará el valor de ésta como factor de fuerza en la defensa de nuestros intereses.
Por cierto, si algún competidor nos hiciese despertar de este mal sueño para afrontar una situación aún peor que una pandemia, una dana o un apagón ¿seguiría el corrupto dinosaurio monclovita en la habitación? Espero no inquietarles con este detalle, pero es eso lo que hoy, ante todo, debe importarnos.
Agustín Rosety Fernández de Castro es General de Brigada, CIM (Ret.)
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