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Silvia Intxaurrondo y la falsa superioridad moral de la izquierda

Es curioso que Intxaurrondo nos dé lecciones todas las mañanas y, sin embargo, accediera a ser contratada de una forma que ha sido declarada ilegal.

Es curioso que Intxaurrondo nos dé lecciones todas las mañanas y, sin embargo, accediera a ser contratada de una forma que ha sido declarada ilegal.
La presentadora Silvia Intxaurrondo durante el programa. | RTVE

Este miércoles 5 de agosto, puse en conocimiento de la Agencia Tributaria unos indicios que detecté en relación a una peculiar forma en la que Silvia Intxaurrondo estaba percibiendo su sueldo de Televisión Española.

Huelga decir que Intxaurrondo, al igual que el conjunto de los españoles, tiene derecho a la presunción de inocencia y no la estoy acusando de haber cometido delito alguno. Pero teniendo en cuenta que recibe unos generosos honorarios que salen de los impuestos de los ciudadanos, creo que era mi deber cívico poner en conocimiento de las autoridades pertinentes aquello que había detectado en mi análisis.

La susodicha presta sus servicios a la cadena a través de una empresa, Sukun Comunicación S.L.. Según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil del ejercicio 2024, dicha compañía declaró unos 242.000€ en ingresos. A pesar de ello, la sociedad dio pérdidas por valor de unos 300€ –con lo que no tiene que pagar Impuesto de Sociedades–, ya que en su cuenta de pérdidas y ganancias declara más de 229.000€ de gasto en "aprovisionamientos" y unos 12.000€ en "otros gastos de explotación". Hay que señalar que la memoria económica presentada por la sociedad, de la cual esta señora es administradora solidaria, es tan pobre que no se indica de dónde proceden los ingresos ni a qué partidas exactas van destinadas los gastos, por lo que carezco de elementos de juicio suficientes para poder dilucidar si hay algo irregular.

Lo que sí se puede intuir es que, presuntamente, la empresa no tiene estructura ni una actividad económica real: no hay gastos de personal, ni de servicios profesionales independientes, ni de alquileres, ni de suministros básicos… Lo normal que uno encuentra cuando analiza las cuentas de cualquier compañía. Más bien, pudiera parecer una sociedad instrumental creada ad hoc para que la susodicha pudiera facturar sus servicios a RTVE, por eso me parecía necesario trasladar a la autoridad competente lo que estaba sucediendo para que llevara a cabo la pertinente investigación.

Sin embargo, es cuanto menos curioso que se optara por esta vía, pues en el año 2019 Inspección de Trabajo ya sancionó a Telemadrid por contratar a varios trabajadores –entre los cuales estaba la propia Inxtaurrondo– de esta manera, por lo que resulta una temeridad, tanto como por parte de RTVE como por parte de esta señora, el comprometer el dinero público volviendo a insistir en ello.

Es más, hace poco más de un mes Inspección de Trabajo ya determinó que el contrato de RTVE con Sukún Comunicación era irregular y que la cadena pública debía de contratar a Inxtaurrondo como trabajadora por cuenta ajena y darla de alta en la Seguridad Social. Únicamente aún no se ha ejecutado porque la asesoría jurídica de la televisión pública ha recurrido y se está esperando la resolución final.

Es cuanto menos curioso que Silvia Intxaurrondo nos dé lecciones todas las mañanas desde el púlpito ideológico en el que ha convertido su programa de televisión y, sin embargo, accediera a ser contratada de una forma que había sido declarada ilegal por la Inspección de Trabajo. Esta señora, que tan comprometida dice estar con la televisión pública, no ha tenido el menor reparo en firmar un contrato que sabía que era ilegítimo asumiendo el riesgo de nuevas sanciones que comprometieran la estabilidad económica de la cadena que tanto dice amar, así como no tiene recato alguno en pontificar sobre los derechos de los trabajadores mientras ella acepta de buena gana ser –según Trabajo– una falsa autónoma.

La nueva musa de la izquierda española es también un buen ejemplo de lo que son en esencia: haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga. Si fuera un pequeño empresario el que tiene a sus trabajadores como falsos autónomos, ni cotiza que esta señora lo pondría a caldo desde su programa llamándolo explotador y peligroso fascista de extrema derecha, pero como ella es un ser de luz privilegiado no tiene dilema moral alguno en recibir cientos de miles de euros de dinero público a través de una empresa a sabiendas de que Trabajo no lo aprueba.

El caso Intxaurrondo no se trata solo de una posible irregularidad administrativa, sino de la impunidad con la que la izquierda se permite lo que no toleraría en los demás. Todo su discurso es un espejo dirigido hacia fuera, pero cuidadosamente opaco por el lado que les refleja a ellos. La reina de las mañanas está desnuda, y ha sido un honor ser de los primeros en atreverse a decirlo en voz alta.

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