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La primera oportunidad para el fin de la guerra en Ucrania

Ya tenemos cumbre Estados Unidos Rusia, y será en Alaska, en el estado fronterizo entre los dos países.

Ya tenemos cumbre Estados Unidos Rusia, y será en Alaska, en el estado fronterizo entre los dos países.
Trump habla con Putin sobre Ucrania pero descarta una paz inmediata | EFE

Trump ha conseguido su primer golpe de efecto que es llevar a Putin a su terreno. Un lugar neutral para una cumbre se basa en la desconfianza y en las escasas posibilidades de éxito, una en casa augura una serie de fuegos de artificios que ya veremos cómo terminan.

En su estilo ya habitual, Trump ha filtrado las condiciones básicas de la paz: básicamente, aceptar la ocupación rusa, algunos ajustes fronterizos menores y el compromiso de que Ucrania no entrará en la OTAN. La reacción de Zelensky ha sido inmediata y no podía ser otra, "no daremos tierra a los ocupantes." Pero no puede decir otra cosa para no ser el don Tancredo de la cumbre. La cumbre previa telemática entre los europeos y Trump, tendrá una conclusión, Si Europa no se aviene a los acuerdos de Trump y Putin, entonces se las tendrá que ver sola con Rusia. Nadie puede confiar en que Trump vaya a la cumbre a exigir la retirada de Rusia y a la imposición de más sanciones, porque para eso no hubiera buscado tanta parafernalia.

Lo más interesante de la reunión no serán los acuerdos, que serán de mínimos, aunque quizás suficientes, sino ver la cara y las actitudes de los dos mandatarios y deducir si estamos viendo a dos viejos amigos con diferencias o a dos enemigos dispuestos a todo para imponer sus tesis. Su edad me lleva a pensar que tampoco se van a desgastar por un futuro a diez años que seguramente no conocerán.

¿Por qué es posible la paz ahora? Existen tres razones poderosas. Trump y su abandono de Ucrania han llevado al convencimiento a Zelensky de que nunca contará con el apoyo necesario para revertir la situación en el campo de batalla, es más, si no acepta, podría verse en una situación mucho peor. La extenuación de Ucrania frente a un enemigo mucho más poderosos sufriendo en sus carnes los ataques y con una población desesperada y finalmente el circo europeo, gran maestro en buenas palabras y en palmaditas pero escaso en hechos. Si Zelensky creyó alguna vez que podría ganar esta guerra solo con Europa, ya lo habrá olvidado. Para Putin, la situación es parecida. Sabe que si continúa la guerra, Trump podría volcarse en Ucrania y eternizar la guerra, o incluso perder algún territorio, y las sanciones ya aprobadas y las que están por venir, como los aranceles a India, atacarían a la línea de flotación de la economía rusa. En conclusión, hoy existen condiciones para negociar un alto el fuego.

Pero hay muchísimos escollos antes de que un acuerdo sea realidad.

El paso uno sería un alto el fuego, no es condición necesaria para una discusión de paz pero si recomendable para no empeorar en el campo de batalla la situación de la mesa negociadora. El fin del verano y el fin de la ofensiva rusa, apuntalan esta opción.

La nomenclatura del acuerdo será otro punto crítico: "alto el fuego", "acuerdo de paz", "reconocimiento de soberanía y de fronteras". Sin una aceptación de las nuevas fronteras por la comunidad internacional, incluida Ucrania, el acuerdo sería una patada adelante. El reconocimiento de la partición legal de Ucrania, sería un golpe muy duro para Zelensky que buscará un concepto más suave, como compromiso de respeto de las fronteras acordadas o algo así. Las fronteras de Europa se han definido en mesas de negociación a lo largo de la historia, no debería sorprendernos que en Ucrania ocurra lo mismo.

Creo que a estas alturas todas las partes asumen que Ucrania cederá territorio, y que esta decisión se basará en el resultado actual en el campo de batalla. Los rusos podrían retirarse de la zona de Járkov y ganar territorio en la regiones prorrusas. También mantendría la conexión por tierra entre Rusia y Crimea y la central nuclear de Zaporiya. Con el Dniéper como frontera en el sur y en el este con la frontera de los oblast prorrusos, quedaría conformado el nuevo territorio que sería anexionado. Europa, abrazada en su destino a Zelensky, solo tiene una opción para no dar cumplimiento al acuerdo entre Trump y Putin de canjear territorios, entrar en guerra contra Rusia. Si no está dispuesta a hacerlo, que no lo está, pues fin de la historia.

Las cuestiones más espinosas serán el desarme o desmilitarización de Ucrania, a lo que creo que nadie incluido Trump cederá, comprometiendo a cambio el no ingreso de Ucrania en la OTAN y la no entrega de material norteamericano, pasándole de este modo la patata a los europeos, que deberían aceptar deprisa y mal a Ucrania en la Unión Europea y así Trump nos mete otro gol a los europeos.

Habrá algunas cuestiones técnicas como el retorno de los niños secuestrados, los movimientos de población, el control de fronteras etc., pero el asunto más espinoso serán las sanciones occidentales a Rusia.

Trump está deseando acabar con ellas y comenzar a hacer sus negocios con Putin y Rusia. Presionará con sus armas tradicionales y con las nuevas a Europa para que levante las sanciones. Esta acción será gradual y mantendrá algunas, sobre todo las relativas a energía y tecnología. Lo último que quiere Trump es tener a Rusia tirando los precios del gas y del petróleo y acabando con su principal arma exportadora. Tampoco tiene mucho interés en ver a Alemania regresando al barato gas ruso mientras que en diez años su ejército sería superior al ruso en capacidad convencional. La devolución de los fondos incautados, los cientos de miles de millones, serán otra cuestión delicada, ya que Europa querrá dedicar parte de esos fondos a la reconstrucción de Ucrania, y esto no lo van a aceptar las partes reunidas en Alaska. Seguramente Trump convencerá a Putin de invertir ese dinero en Estados Unidos y rentabilizar el acuerdo.

Imaginemos que todo esto ocurre más o menos como indico, ¿qué pasará dentro de dos o cinco años? Zelensky tendrá que vender muy bien sus decisiones en la paz y en la guerra; seguramente salga como un héroe único en la historia y lo manden a casa como a Churchill, un escenario al que contribuirá y mucho Putin. La cuestión al final dependerá de la chequera. ¿Cuánto van a invertir Estados Unidos y Europa en la reconstrucción de Ucrania?. Al menos cien mil millones, lo que sin duda sería la mayor fuente de estabilidad a futuro para Ucrania y para Zelensky.

Europa se llevará la peor parte. Demostró su incapacidad política para imponer su solución, seguirá teniendo a Putin y a Rusia enfrente con más recursos y un ejército mucho mejor preparado, asumiendo el coste de la integración de Ucrania y quién sabe si no estará controlando la frontera entre Rusia y Ucrania para apoyar este reconocimiento poniéndola en una situación muy peligrosa. Deberá devolver los fondos incautados cuyos réditos han suavizado el coste del apoyo a Ucrania y tendrá que aceptar que Trump ha impuesto sus tesis.

El presidente americano sin escrúpulos mantendrá sobre todos la sombra de la guerra nuclear, de las sanciones, de los aranceles, y nos tendrá los próximos tres años exhaustos. Cualquier desviación que le perjudique dará lugar a una nueva diatriba trumpista.

Pero Trump no va a obtener ningún rédito de todo esto en modo interno. Se encargó de inocular al pueblo americano de los asuntos del exterior a los que tanto tiempo dedica. Su popularidad está por los suelos y hasta Alaska podría tener un gobernador demócrata en breve. El año que viene, si todo transcurre con normalidad electoral, perderá las dos Cámaras y sobre todo la desconfianza del partido republicano. Lo que no haya conseguido para noviembre de 2026, ya no se producirá.

El mejor mensaje para los europeos y para nuestro gobierno es que ya a Trump le dará igual que gastemos mucho en defensa, más bien querrá lo contrario, y todos estos gigantes planes de rearme de muchos países europeos del sur quedarán en agua de borrajas. Pero Europa sufrirá una involución sin precedentes. Alemania, Francia, Polonia y Reino Unido habrán aprendido la lección y apostarán su futuro al fortalecimiento militar de sus países para una Europa y un mundo muy diferente en las próximas décadas. La Unión Europea podría iniciar su decadencia para regresar a los estados-nación europeos y sálvese quien pueda.

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