Menú

Triste es pedir…pagando impuestos

Para qué pago impuestos se preguntan muchos afectados por los incendios en toda España, atónitos ante la impotencia pública para prevenirlos y apagarlos.

Para qué pago impuestos se preguntan muchos afectados por los incendios en toda España, atónitos ante la impotencia pública para prevenirlos y apagarlos.
Campaña de Trade Republic y Kappa. | Kappa

Que sí, que la antipolítica es muy mala. Pero, ¿cómo la prevenimos? ¿En serio, o como los incendios? Leo aquí mismo, en estas páginas, una noticia que me hace reflexionar. Habla de un neobanco online alemán, Trade Republic, que se ha aliado con la marca deportiva Kappa para lanzar una campaña rompedora, por no decir sobrecogedora. "No pension. Retire rich". Ese es el eslógan.

La idea es captar ahorradores e inversores, no meros aspirantes a créditos, estimulándoles a tomar cuánto antes el control financiero de sus vidas, con el argumento de que el sistema público de pensiones va camino de ser una estafa piramidal –si no lo es ya– y el último, que apague la luz. Sin duda ese es un planteamiento sumamente antipolítico. Que, como todo lo antipolítico, contiene más verdad de la que nos gustaría.

No sé qué edad tiene usted ni cuánto ha cotizado o cotiza. Pero hay que estar ciego para ignorar las señales de peligro. No sólo aquí. En todo el mundo, el Estado del Bienestar está de rebajas. En pleno regateo de prestaciones. Que si cada vez nos podremos jubilar más tarde, que si cada vez habrá más excusas para pagarnos menos pensión. Que si la pelota de la deuda se está inflando hasta lo insoportable. Que el sistema clásico de ahorro familiar a base de hipotecarse media vida, o toda ella, para pagar un piso, empieza a hacer aguas también por la incapacidad del Estado de garantizar el derecho a la vivienda. O el derecho a que no te la okupen. La Administración, cuando no sabe qué hacer, huye y le pasa el marrón al propietario, al ciudadano y, sobre todo, al contribuyente. Paga y calla.

No es ninguna tontería, para el que se lo pueda permitir, trabajarse cuanto antes un plan privado de jubilación. Un colchón para la vejez que no dependa de si gobiernan Pedro Sánchez o el Pato Donald. Lo malo es como a la gente, igual que se sienta a ahorrar, le dé por sentarse a pensar. Por hacerse la gran pregunta: si al final me lo tengo que solucionar todo yo, ¿para qué pago impuestos?

Eso mismo se preguntan ahora muchos afectados por los incendios en toda España, asistiendo atónitos a la impotencia pública para prevenir los fuegos, para apagarlos y para auxiliar a los damnificados por ellos. Otro día hablamos de que si las autonomías o que si la Moncloa. Sabroso asunto, pero que no es el que hoy me ocupa y preocupa. Hoy quiero hablar de cuántas veces se puede advertir de que viene el lobo de la antipolítica, sin que se amotinen las ovejas.

Seguro que los hay que piensan que cuanto peor, mejor. No es mi caso. Yo y mucha gente como yo lo que queremos es que las cosas funcionen. Que la lealtad institucional funcione. Que los pactos de Estado sean posibles. No para tapar vergüenzas sino para arrancarlas de raíz. ¿Se acuerdan del famoso Pacto de Toledo, el que tenía que garantizar para siempre las pensiones? En la práctica sólo sirvió para garantizar que nadie mentara la soga en la casa del ahorcado, que todos fingieran no ver el agujero cada vez más grande en la hucha. En nuestra hucha. Para pactos de Estado así, qué quieren que les diga.

Indefinidamente no va a colar. Hasta los menos antipolíticos del lugar están perdiendo la fe en hacer las cosas bien o, por lo menos, como se han hecho siempre. ¿Y entonces qué? El Estado, a diferencia de una empresa privada de servicios, no es al gusto del consumidor. Tú puedes cambiar de banco, de supermercado o de peluquería si no te atienden en proporción a lo que te cobran. Al Estado nunca le puedes dejar de pagar. Si no estás contento con la escuela pública y mandas a tus hijos a la privada, te van a cobrar igual. Si tienes un seguro médico privado y no vas nunca a la Seguridad Social, te van a cobrar igual. Si al final no te pueden pagar la pensión, te la habrán cobrado igual.

¿Y entonces qué, insisto? ¿De quién será la culpa si un día la gente definitivamente se harta? Ahora todo es llorar porque la extrema derecha, o derecha autoritaria, haya entrado en las instituciones. No vi que nadie se asustara tanto cuando entró una extrema izquierda como en este país no se veía desde la Segunda República y la guerra civil. El 15M marcó el principio del fin de la Transición como hasta entonces la habíamos entendido. A partir de ahí, todo puede suceder.

Entre otras cosas, porque igual que los indignados del 15M algo de razón tenían en algunas cosas, alguna tienen también los partidarios de entrar en lo que hay ahora motosierra en mano. Hasta la neobanca online se da cuenta. Si hay tercera vía, si queda esperanza no de pactitos de Estado de la señorita Pepis, sino de una verdadera renovación del contrato social, del voto de confianza entre gobernadores y gobernados que es la única justificación de todos los sacrificios que hacemos por el sistema, ya tarda en salir y decirlo. Si no, la próxima revolución, la de los mantenedores frente a los mantenidos, la de los que pagan la juerga frente a los que cobran por dejar arder Roma tocando la lira, puede estar a punto de estallar. Y ser la más cruenta que hayamos conocido.

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal