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Agapito Maestre

Nihilismo socialista

Niego que la política del Ejecutivo de Sánchez provoque nihilismo en la ciudadanía española. Al contrario, los demócratas españoles están muy motivados para acabar con Sánchez.

EP

El amigo Nicolás Redondo Terreros, antiguo dirigente socialista, honrado y decente, dice que el Gobierno de Sánchez hace todo pequeño, trivializa lo más importante y provoca en la sociedad una sensación de fracaso y nihilismo, que es aprovechada electoralmente por la extrema derecha. ¡Cuidado! Está bien tirado el diagnóstico, aunque yo tengo muchas dudas sobre qué sea eso de la extrema derecha. Y, sobre todo, que la trivialización que lleva a cabo el Gobierno de sus desmanes y atrocidades no tenga repercusión sobre sus propios votantes. Porque bajo la palabra adquirimos la conciencia de las cosas y de los sentimientos, digo que el vocablo nihilismo debemos aplicárselos a los electores socialistas antes que a los ciudadanos demócratas de España.

Niego que la política del Ejecutivo de Sánchez provoque nihilismo en la ciudadanía española. Al contrario, los demócratas españoles están muy motivados para acabar con Sánchez. Cabreo democrático es el último detonante de las miserias socialistas. Sin embargo, Sánchez le da a los suyos lo que siempre le han exigido: nihilismo. Relativismo extremo, o sea, negación de lo real. Seamos sinceros, antes que nihilismo, el ciudadano normal siente asco, cabreo e incertidumbre por la acción del Ejecutivo. Por el contrario, la trivialización de la vida política es la mayor fuente de nihilismo socialista. Sí, los electores socialistas tienden siempre a relativizar, cuando no simplemente a negar, los grandes problemas de España. Para ellos ni siquiera la idea de España tiene importancia.

¡Negar y negar lo evidente, lo más real, lo que está delante de nuestros ojos, es la máxima del ideologizado votante socialista! La negación de los problemas es el genuino nihilismo. Nada hay que hacer para los socialistas, en efecto, porque los problemas no existen nada mas que en la cabeza de la Oposición. Salvo mantenerse en el poder, todo carece de importancia para el PSOE: no es necesario ganar las elecciones para gobernar a los españoles, si te apoyan los exterroristas y los que pretende destruir España; no es necesario aprobar una Ley de Presupuestos Generales del Estado, si te admiten prorrogar los de hace mil años; el Fiscal General del Estado no tiene que dimitir, aunque esté procesado, porque hay un vacío legal; y así, podríamos seguir enumerando otras mil barrabasadas del Gobierno para los que los socialistas sólo tienen una frase: "Nada tiene importancia". Todo es relativo. Nihilismo.

Y junto al nihilismo, por si no teníamos bastante, está la estulticia. Sí, mil mentiras insufribles hay en la esfera pública política. Algunas de ellas son tan ridículas que hasta cuesta escribirlas. Por ejemplo, Sánchez se entera de los chanchullos de Ábalos por los secretos de alcoba que le cuenta la esposa del segundo a Begoña Gómez. Esto no es una anomalía más del anómalo gobierno de España, sino una majadería absoluta; sin embargo, cientos son las crónicas políticas que insisten sobre tal idiotez hasta el punto de que la crónica política se ha convertido en una crónica del corazón. De chismes. Nadie se priva de comentar los líos de faldas de este personal… Nada de esto es creíble. Son burdos engaños. Un Presidente del Gobierno tiene mil maneras de enterarse de lo qué hace su segundo sin necesidad de recurrir a secretos de alcoba. Todo ese rollo de las mujeres que rodean a Sánchez es faramalla. Nada. Propaganda para desviarnos de lo fundamental: estamos ante una autócrata de libro que no solo no dimite sino que nos lleva al despeñadero. Nihilismo para socialistas.

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