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La vuelta a España pasa por Hamás

Kiko García ha señalado con el dedo a los ciclistas del Israel Premier-Tech indicándoles a la nueva Gestapo que sus víctimas están no solo indefensas, sino abandonadas.

Kiko García ha señalado con el dedo a los ciclistas del Israel Premier-Tech indicándoles a la nueva Gestapo que sus víctimas están no solo indefensas, sino abandonadas.
Protestas contra la participación de Israel en la Vuelta Ciclista 2025, en Pontevedra | Europa Press

Unos violentos antisemitas están atacando, primero en el País Vasco y ahora en Galicia, a los ciclistas de la Vuelta a España, siendo su objetivo específico el equipo de Israel, obligando a cancelar la llegada a Bilbao y otras localidades. El director técnico de la Vuelta, Kiko García, en lugar de defender al equipo agredido y denunciar a los violentos, ha propuesto a las víctimas que se retiren de la competición. El equivalente a la recomendación machista a las mujeres de que no se pongan minifalda, de que no vayan "provocando" a los violadores. Si tuviera un mínimo de decencia, lo que habría hecho es cancelar la Vuelta si la organización es incapaz de garantizar la seguridad de todos y cada uno de sus miembros. O dimitir, ante su probada incompetencia técnica, por no hablar de su indignidad moral.

En El País, como era de esperar, no solo se blanquea la violencia antisemita, sino que implícitamente se la aplaude:

«Varios aficionados, pancarta en mano de Palestina Askatu ["libertad"], detuvieron el paso del pelotón. No fue algo pactado ni con la aprobación de la organización, pero fue pacífico y en cuestión de segundos se resolvió».

¿Pacífico, cuando ciclistas de diferentes equipos han denunciado que cada vez son peores los incidentes, que cada día hay más peligro y que pasan miedo? Habrán aprovechado los violentos las pancartas que escribieron los que se manifestaron con el lema "Arnaldo Askatu"... Si hay algo que cae evidentemente dentro del delito de odio es que los ciclistas del equipo israelí sean llamados "asesinos" y "nazis" mientras son violentados con escupitajos y patadas a sus vehículos. Forma parte de la infamia periodística que se mancille el nombre de los palestinos pacíficos, oprimidos por el yugo terrorista financiado por Irán y Catar, titulando "Palestina gana la etapa", cuando el titular preciso sería: "Hamás coge el relevo de ETA en las calles vascas". Solo Pedro Delgado entre todos los comentaristas de RTVE ha alzado su voz para denunciar esta kale borroka con vistas a Gaza.

Mientras tanto, el director técnico de la prueba ciclista presiona al equipo de Israel para que se rinda ante los violentos, en lugar de presionar al Gobierno, a la policía y a quien haga falta para que se garantice la ley, el orden y la justicia. Dice el tal García:

«Solo hay una solución, y eso pasa porque el propio equipo de Israel se dé cuenta de que estando aquí no facilita la seguridad de los demás».

No, García, hay otra solución: que dimitas y des paso a alguien con el coraje moral necesario para no claudicar ante la violencia y el odio. A pesar de las amenazas de los antisemitas y de la complicidad sumisa de la dirección de la carrera, la estrella de David sigue siendo el orgulloso logo visible del equipo de Israel. La petición de García al Israel Premier Tech de que abandone equivale a un señalamiento, a obligarles a llevar una amarilla estrella de David para que sus atacantes no se equivoquen en sus agresiones respecto a otros ciclistas.

Del mismo modo que todas las sinagogas de Europa deben estar permanentemente protegidas por la policía, también hay cuerpos de seguridad especiales en los hoteles en los que se alojan los ciclistas amenazados. Imagino que el tal García sabe mucho de ciclismo, pero nada de ética, y qué vamos a decir de poesía. Sabrá quién fue Hinault, pero no debe de tener idea de quién era el pastor luterano Martin Niemöller, que escribió:

«Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío».

Kiko García ha ido un paso más allá que el sumiso cobarde del poema del pastor luterano: ha señalado con el dedo a los ciclistas del Israel Premier-Tech indicándoles a la nueva Gestapo que sus víctimas están no solo indefensas, sino abandonadas.

Terminaba Niemöller:

«Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre».

Cuando los violentos vayan a por el tal García, sin embargo, lo defenderemos. Noblesse y liberalismo obligan.

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