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Diego González

Feminismo de AliExpress

Todo en Sánchez y en su gobierno es puro teatrillo para convencidos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de La Moncloa. | EFE

Como en el meme clásico, una cosa es lo que se pide en la web de AliExpress, y otra es lo que llega. Por ejemplo, uno pide empoderamiento de las mujeres, emancipación femenina y el fin de la violencia machista, y lo que recibe a vuelta de correo es una ley que pone en la calle antes de tiempo a cientos y cientos de violadores y pederastas. Uno pide pulseras antimaltrato para que la policía tenga controlados a los tipos con orden de alejamiento y lo que le llegan son unos brazaletes de marca blanca fabricados en los suburbios de Shenzhen con la misma fiabilidad que unas esposas de plástico. Cosas que pasan. Lo que revela el escándalo de las pulseras antimaltrato es que la estupidez en el gobierno de Sáunez no es anecdótica, es estructural. El feminismo y la "lucha contra la violencia machista" han sido el eje ideológico del gobierno durante dos legislaturas, al menos hasta que hace unas semanas decidieron sustituir los derechos de las mujeres por la defensa a ultranza de una dictadura fundamentalista islámica donde ellas son objetos decorativos. Y pese a ello, han sido incapaces de evitar hacer el más espantoso de los ridículos. Si son así con lo que supuestamente les importa, ¿cómo no serán con aquello que sólo les importa a los ciudadanos que pagan impuestos en España, no como el hermano de Sánchez? Si yo fuera palestino estaría temblando, el día menos pensado España le vende armas a Israel. Ah, espera, que ya. Bueno, pues eso.

El mejor análisis de la etapa negra del sanchismo lo hizo la profesora María Blanco hace un lustro. Y le bastó con cuatro palabras: "Votasteis gestos, tenéis gestos". Todo en Sánchez y en su gobierno es puro teatrillo para convencidos. La práctica totalidad de las medidas que han tomado han sido cosméticas y, cuando no, han resultado ser contraproducentes o dañinas, y si han llegado a favorecer a alguien, ha sido únicamente a la gente cuya carrera política se basa en odiar a España y a los españoles. ¿Se acuerdan de aquello de prohibir los vuelos nacionales para que la gente usara el tren? Bueno, era mentira. ¿Los cientos de miles de pisos que iban a construirse? No han puesto ni un ladrillo que no sea de Lego. ¿Las ayudas a los jóvenes para comprar su primera vivienda? Sólo se aplican en condiciones que hacen que sea más fácil comprarse un piso por el procedimiento de ganar antes la Primitiva.

La Ley ELA se aprobó hace diez meses por unanimidad después de años en un cajón, y el marido de la Pentaimputada corrió a hacerse la foto con el enfermo más próximo. Las ayudas, por supuesto, siguen sin llegar. Uno esperaría cierto runrún en los medios, algo que indique cierta disconformidad del periodismo libre, social y comprometido con el hecho de que la gente se muere sin recibir unas ayudas prometidas por el gobierno hace casi un año, pero resulta que en España el periodismo también es de gestos. "Iñaki López le hace una peineta a Netanyahu" no parece un titular serio, ni siquiera verosímil, no digamos ya verídico. Pero lo es, claro, porque ese es el estado de cierta información generalista en el séptimo año triunfal del Fraudillo: un periodismo profundamente adolescente que no se mueve por la búsqueda de la verdad, sino por ajustarse lo más posible al discurso gubernamental, y de la manera más ridícula posible. Es, también, un periodismo de AliExpress.

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