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Víctor Hernández Bru

Los datos que matan al relato socialista sobre el cribado y el 'tancredismo' popular

El PP tiene que reaccionar; tiene que abandonar su estrategia 'tancredista' y lanzarse a un arduo y complejo trabajo de implantación de sus ideas

Si el Partido Popular fuera el PSOE o si la Junta de Andalucía estuviera gobernada por los socialistas, sus dirigentes estarían utilizando el caso del cribado del cáncer de mama en su beneficio, habrían trazado una estrategia de manipulación y uso de los medios públicos y privados, así como del asociacionismo civil y social digno de premio.

La realidad es que todo este caso, en datos, no es más que una evidente demostración de cómo mejora el servicio público cuando el PSOE es expulsado de las instituciones y deja a partidos liberales o conservadores en su lugar.

El dato, la sucesión de datos que matan a los relatos socialistas, populistas y sanchistas, refleja una sucesión de hechos incontrovertibles que servirían para pedir la dimisión de MJ Montero – Sobaquillo Veloz como ministra y como candidata a la Junta.

Para empezar, fue ella y sólo ella la que dirigía la sanidad andaluza cuando se implantó el bien llamado 'Protocolo Montero', que instaba a los facultativos a no comunicar los resultados de los cribados de cáncer de mama cuando éstos fueran dudosos, "no concluyentes", para no someter a las protagonistas a una segunda radiación en poco tiempo y para no provocar en ellas un estrés innecesario.

Dicho protocolo estuvo vigente durante cinco años de gobiernos socialistas y nadie ha investigado en cuántas ocasiones se utilizó, a cuántas mujeres dejó de comunicarse el resultado de sus pruebas. Más tarde, llegó el gobierno del PP, que dejó de aplicar el protocolo en toda Andalucía y, además, comenzó a llevar a cabo una estrategia de ensanchamiento de la franja de edad a la que se invitaba a las mujeres a un cribado de cáncer de mama. El resultado de esa estrategia fue que el número de cribados ha aumentado, entre 2019 y 2025, en un 83%.

Seguramente ese espectacular incremento, habiendo ahora más del doble de mujeres que se someten a esta prueba que hace seis años, tenga que ver con que en un solo hospital de Andalucía, el Virgen del Rocío de Sevilla, ante la multiplicación del trabajo por ese aumento de pruebas, se decidiese aplicar el protocolo que estaba vigente y que debería haberse suspendido seis años antes, pero que no se hizo.

Repito, sólo uno. En el resto de provincias andaluzas, siete; y en el resto de los 44 hospitales públicos de la comunidad, se siguió comunicando los resultados tanto a las mujeres que daban positivo y negativo como a las de resultados no concluyentes, mientras el número de pruebas se incrementaba en un 83%. Obviamente, se trataba de un éxito sin precedentes, que además se extrapolaba al cribado de otro tipo de cánceres.

Y entonces, ¿qué ha pasado para que esto se convierta en un arma arrojadiza contra el gobierno andaluz del PP? Pues lo que ha pasado es lo que digo, la habilidad manipuladora de la izquierda y el 'tancredismo' comunicativo del PP, que han convertido una muestra más del cambio en positivo de la sanidad andaluza en estos años en un quebradero de cabeza para el ejecutivo, que incluso le ha costado la cabeza a la consejera y ha provocado que se pida la dimisión del presidente en el Parlamento.

La izquierda ha presentado el caso como una cuestión general, cuando todos los parámetros sanitarios medibles evidencian la mejoría brutal del ámbito sanitario público en la comunidad, con un incremento del presupuesto de 10.000 a 15.000 millones y del gasto sanitario por habitante y año desde 1.000 a 1.765 euros.

El PSOE y la izquierda han lanzado en manada a sus terminales mediáticas públicas y privadas, hablando de privatización cuando este servicio no sólo no se ha privatizado nunca, sino que ni siquiera se ha llegado a concertar: siempre ha sido ejecutado por sanitarios del Servicio Andaluz de Salud.

Incluso se ha utilizado Televisión Española, con el programa de ese 'mamporrero' del 'sanchismo' de nombre Javier Fortes, que una noche de la pasada semana exhibía un documento que hacía pasar por el 'Protocolo Montero', sin serlo, para negar lo que sí refleja el mencionado protocolo.

Y se ha utilizado el asociacionismo civil, con asociaciones como AMAMA, que merece todo mi respeto, pero que es una asociación comandada por personas afines a la izquierda. En Almería, por ejemplo, una provincia en la que no había ni un solo caso no comunicado, fue el PSOE el que convocó una concentración a la que apenas acudió un centenar de personas, entre ellas gran porcentaje de socialistas y cargos públicos del PSOE, incluyendo dos concejales del Ayuntamiento. Sin embargo, la cita se disfrazó de concentración impulsada por la propia AMAMA. De hecho, la presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer en Almería es una socialista que se postuló como candidata al Ayuntamiento en las últimas elecciones.

Y esto es lo que ha pasado. Lo que ha pasado es que el PP ha renunciado siempre a controlar y mantener cercanas relaciones con los medios de comunicación; ha minimizado siempre la importancia de estar presentes en asociaciones civiles, de vecinos, de amas de casa, de oficios y, por supuesto, de carácter sindical; ha pensado siempre que comunicar sus méritos es atribuirse méritos y adoptar posturas de exceso de divismo, cuando ello es una parte muy importante del juego político.

El PP tiene que reaccionar; tiene que abandonar su estrategia 'tancredista' y lanzarse a un arduo y complejo trabajo de implantación de sus ideas, una labor muy a largo plazo, eso que llaman 'batalla cultural' que sólo se escucha en boca de muy pocos representantes del partido, como Cayetana Álvarez de Toledo. Mientras ello no ocurra, los méritos de la derecha, como todos estos avances sanitarios que acabo de relatar, serán utilizados como arma arrojadiza contra sus intereses por esa izquierda que lleva muchos años, décadas, de ventaja en esta batalla, en esta 'batalla cultural' de relatos contra datos.

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