
El mismo día que el secretario de Guerra de EE.UU. daba un discurso memorable, un plumilla español le llamaba "nazi" en un periódico de propiedad italiana. Es solo un ejemplo de toda una legión de ideólogos de todo a cien al servicio del PP-PSOE. Así se las gastan los aguerridos colaboradores de FAES y el PSOE. Los pozos negros succionan las torres blancas. Pobre prensa española. Trump y Hegseth defienden lo mismo. Los obtusos se empeñan en enfrentarlos. Lo decisivo está a la vista de todos. Es público. La coherencia de Trump y todo su equipo contrasta con la contradicción en la que están instalados sus adversarios. El realismo pragmático, o sea el realismo, gana al idealismo utópico, o sea a la revolución. La Administración de Trump hace Política con mayúscula. Los otros viven instalados en la ideología, o sea la mentira.
La búsqueda de soluciones prácticas, la priorización de objetivos alcanzables y la contención del idealismo que llevó a intervenciones militares largas y costosas son los principales objetivos de Trump. Magistral resumen de su política ha sido el que acaba de hacer su ministro de la guerra. El asunto es sencillo de entender. Pero la prensa española, como casi toda la del resto de Europa, se obstina en despreciar lo evidente. No hay día que la prensa no saque una nota presentando al secretario de Guerra de EE.UU., Hegseth, poco menos que como un monstruo totalitario dispuesto a pasar por las armas a gobernantes de cualquier otro país. No perdamos el tiempo con esos ideólogos de todo a cien. Vayamos al asunto.
El último discurso de Pete Hegseth en el Reagan National Defense Forum (RNDF), 6 de diciembre de 2025, es una extraordinaria pieza política. La forma y el fondo de ese discurso desmontan la plebeya calumnia de la prensa española contra el gobierno de los EE.UU. Fuerza, y más fuerza, sí, exhibirá Trump al mundo, pero con inteligencia. Fuerza, sí, para decirle al tiranuelo español, y también jefe de los socialistas europeos, que o gasta el 5% para la Defensa o se verá privado de tener una relación ventajosa con EE.UU. Toda una nueva política internacional ha sido diseñada por la Administración Trump, pero Europa no quiere enterarse. Ya nos enteraremos. Europa para Trump apenas cuenta nada más que como un aliado de tercera división.
Trump ha elegido, o mejor, ha hecho una inteligente adición de dos modelos clásicos para conformar su política internacional, o mejor dicho, su política de Guerra: Esparta y Atenas caminan cogidas de la mano. Se trata de algo más que un retorno a una doctrina de defensa centrada en la fortaleza militar, en contraste con "idealismo utópico" que guio durante décadas la política exterior de EE.UU. Relean el discurso de Pete Hegseth. Constituye un hito significativo dentro del pensamiento estratégico estadounidense contemporáneo. Su propuesta de realismo pragmático es toda una concepción del mundo para enfrentar los desafíos globales del siglo XXI. Este discurso de Hegseth no es un recurso retórico, una inflexión discursiva como diría un cursi, respecto de los paradigmas predominantes en administraciones anteriores, sino que también es toda una reflexión, un genuino discurso político, sobre los ocho novísimos acuerdos de paz conseguidos por Trump en los pocos meses que llevan en su segundo mandato. Discurso y acción, o sea, Política con mayúscula es lo que hace la Administración de Trump, mientras aquí nos entretenemos en perfumar con una Constitución moribunda la fosa séptica que es hoy una España sin nación y con la UE a la deriva.
