La campaña electoral para las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco ha traído tres asuntos destacables. Quizá sean, dicho en términos conceptuales, tres verdades, ya que no se pueden cambiar. La primera es obvia y está a la vista de todos. Mientras dura la campaña y llega el día de la votación, el PP y el PSOE tratan de hacernos creer que el problema de la formación del gobierno de España se resolverá pronto. Falso. Nadie deja de especular con los resultados electorales de Galicia y las provincias vascas para una posible conformación de un gobierno para España. Todos los líderes políticos y, por supuesto, los voceros de esta gente en los medios de comunicación no han dejado de perorar que, después del día 25 de septiembre, habrá una solución para salir de esta lamentable situación. Es todo un engaño. Tengo muy serias dudas sobre el poder catártico de estas elecciones. Los resultados electorales de Galicia y País Vasco no conseguirán que PP y PSOE salgan de sus posiciones salvajes, o peor, ensimismadas. A los dirigentes del PP y del PSOE no les importa nada España. Seguirán sin hablarse y obsesionados por matarse por un trozo de poder. Antes que negociar y darle una salida plausible, política, a este país, intentarán crearnos más problemas a los españoles, o sea, tengo la sensación de que iremos a unas terceras elecciones.
El segundo hecho importante de esta campaña ha sido la exhibición de músculo y violencia, o sea de terrorismo, que han hecho los separatistas vascos interrumpiendo y agrediendo a Ortega Lara, una víctima del terror de ETA, mientras intentaba dar un mitin democrático organizado por Vox. La gravedad del hecho demuestra que ETA está fuerte y, sobre todo, que el PSOE y el PP están entregados al falso proceso de rendición de ETA a las instituciones del Estado, que inició Rodríguez Zapatero y está coronando con éxito Rajoy Brey. El silencio del PP y el PSOE ante ese ataque es prueba evidente de que ese vergonzoso proceso va adelante sin apenas objeciones por parte de la inteligencia política. Ni PP ni PSOE han condenado el ataque de los etarras a Ortega Lara, o sea, todos los partidos políticos, salvo Ciudadanos, que ha denunciado los hechos y se ha solidarizado con Vox, están por el silencio y por pasar página. Terrible. Pero es tan verdadero ese silencio cobarde del PP y el PSOE como el silencio de los corderos, sí, de los periodistas y los medios de comunicación que no han dicho nada ante el ataque terrorista sufrido por Ortega Lara.
El tercer hecho importante es que Ciudadanos se presentó en un mitin en Bilbao arropado por dos intelectuales, antiguos militantes de UPyD, Sosa Wagner y Savater. Magnífica y reconfortante fue la imagen de Rivera junto a dos personas que no aspiran a vivir del negocio de la política, sino a liberar del yugo del nacionalismo a millones de seres humanos. Entusiasma todavía ver a gente que defiende la genuina verdad de la vida política: estar contento por estar en compañía de nuestros semejantes, sentirnos alegres por actuar con otros seres humanos en conjunto, con otros iguales a nosotros, y hacerlo públicamente. En fin, amigos, que Rivera, Sosa y Savater aparecieran cogidos de la mano en el mitin de Bilbao nos hacía creer otra vez en que es posible vivir con alegría en un mundo de dichos y hechos comunes, acciones y palabras conjuntas, cimientos sólidos y auténticos para construir nuestra identidad personal. O sea para empezar algo radicalmente nuevo. O sea para conseguir un diputado, con solo uno nos basta, para que defienda, en el Parlamento vasco, lo común, lo que nos da identidad: España.
Solo por esas tres cositas ha merecido la pena seguir las campañas electorales vascas y gallegas. El resto es para olvidar.