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Antonio López Campillo

Una sociedad bicultural

La sorpresa de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia ha sido interpretada de diversas maneras, pero todas tenían en común el no comentar la estructura social. Es que es de mal gusto decir que en el país está estableciéndose un sistema bicultural, es decir donde coexisten dos culturas. Para muchos el ideal de la tolerancia se encuentra en una sociedad multicultural. Tal estructura es valida cuando las culturas se diferencian sólo por el folklore, pero cuando se trata de culturas con morales y reglas sociales diferentes la cosa es más seria, y más grave. Una nación implica unas mismas leyes aceptadas por todos los habitantes, es el principio de igualdad ante la ley fundamento de la unidad de la nación.

Si en una nación hay una cultura con leyes iguales para todos, sin distinción de origen, ideas y sexo, y otra cultura que define a la mujer como un ser inferior y que considera que son inferiores todos los que no piensan como ellos, esa nación acabara dividida en dos. Dos culturas incompatibles no pueden funcionar juntas, es la guerra intercultural, como las que se han conocido en la historia pasada y próxima.

La sorpresa francesa, el voto de una parte importante de los ciudadanos a un partido xenófobo, tiene que expresar una realidad social. Hay una parte de la ciudadanía que tiene una visión del mundo muy diferente a la de la mayoría, son los ciudadanos franceses de origen magrebí, de religión musulmana, y que representan hoy algo más del 10 por ciento de la población y cuya presencia social crece con la inmigración procedente del Magreb. Estos ciudadanos musulmanes se niegan a abandonar sus creencias religiosas, lo que es normal, pero esa creencia religiosa comporta, indisolublemente unida a ella, unas normas sociales que entran en contradicción con las leyes civiles francesas. Su poligamia les obliga a exigir al estado francés que cambie las leyes civiles sobre el matrimonio y sobre la seguridad social. Piden que la enseñanza a los niños varones musulmanes no la impartan profesores mujeres, ya que un varón musulmán esta por encima de la hembra…

Ha sido el renacer religioso del islam de los años 60 en todo el mundo el que al llegar a Francia ha des-integrado a la inmensa mayoría de los ciudadanos musulmanes franceses, lo que les ha llevado a exigir su “autonomía” cultural, que les permita realizarse como musulmanes, es decir, necesitan para ello separarse legal y socialmente del resto de los ciudadanos. Así hay en este momento dos culturas no compatibles sobre un mismo territorio.

Una parte de la inseguridad ciudadana, quemado de coches, zonas controladas por bandas en las que no pueden entrar ni la policía ni los bomberos, etc… se atribuye a jóvenes musulmanes. Su presencia en esos hechos bloquea, en parte, la denuncia de los mismos y la acción de represión, ya que pueden ser acusados de actos racistas las intervenciones duras de las fuerzas de represión.
La xenofobia no es un virus, es una reacción a una situación en la que se enfrentan dos comunidades. El coexistir dos culturas no compatibles genera necesariamente xenofobia en las dos partes. No se trata de saber quién comenzó la pelea, ha habido y hay pelea por haber incompatibilidad cultural.

Hay “xenofobia” en los seguidores de dos equipos de fútbol que puede llegar a un punto tal que se produzcan muertes de hombres. Hay antipatía entre dos pueblos de una misma provincia que llegan a enfrentamientos graves. Pero ni en el fútbol, ni en los pueblos se exige al otro ni cambiar de equipo, ni de pueblo, es decir de dejar de ser lo que es. En el enfrentamiento de dos culturas sí es el caso. En el derecho islámico tradicional, que es el que siguen los islamistas, los del renacer musulmán actual, el mundo está dividido en dos grandes ámbitos: la morada del islam , dar al-Islam, y la morada de la guerra, dar al-harb. En la primera viven los creyentes y cumplen con la saria, la ley musulmana, en la otra no, y por eso ha de ser conquistada para el bien de todos.

Es necesario intentar comprender el islam para no cometer errores al valorar las acciones de los islamistas como puro terrorismo. Comprender al otro es fundamental para poder vivir en paz. Juntos o separados, pero en paz.

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