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Antonio López Campillo

Universidad en Europa

Estos inquietos, obsesionados que están, con el centralismo no parecen haberse dado cuenta que es la pluralidad y el "desorden" de los centros de enseñanza e investigación de los Estados Unidos lo que les hace atractivos y "eficaces"

Se debate en medios educativos la necesidad de crear un EEES, un Espacio Europeo de Educación Superior, que sea internacionalmente competitivo. En 1999 algunos se dieron cuenta que el destino preferido de los estudiantes y académicos del resto del mundo era EE.UU. y no Europa. Para arreglar esta situación se han propuesto soluciones varias, pero las que parecen tener más atractivo son las que tienden a crear unos centros que se encarguen de calificar a las universidades y laboratorios europeos, que van seguidas de proposiciones de cambios en las estructuras y en las enseñanzas impartidas en los centros europeos y al tiempo las titulaciones.
 
Se deduce de las proposiciones, que los que las hacen no tienen confianza en la capacidad de adaptación de los que dirigen las universidades y laboratorios de investigación de Europa. Para superar esas carencias, desde que se expusieron en 1999 en la llamada declaración de Bolonia, se tiende a unificar, "dentro de la diversidad" dicen ellos, el ámbito educativo y de investigación europeo. No seria de extrañar que se llegue a crear un Centro Europeo de Prospección Científica o CEPC, que indique cuales han de ser los descubrimientos que han de hacer de los científicos y cuales las leyes que han de inventar. Y junto al CEPC una Comisión de Adaptación de las Leyes o CAL que han de sacarse de la manga para hacer posible al primero. Y junto al CEPC y el CAL una Comisión de Adaptación de las Investigaciones a las Necesidades de la Economía, CAINE, que sea capaz de imponer lo que hay que hacer para que la innovación industrial funcione como debe ser, y no a lo loco como ahora. Con cinco o seis comisiones más y un Centro Crematístico o CC, que monopolice los recursos atribuidos a las investigaciones, el problema estará resuelto.
 
Suponen que esto sería un gran avance sobre los EE.UU, que carecen de tal estructura. Allí hay cientos de universidades y centros de investigación que viven de donaciones de particulares, donde se hacen investigaciones sin control científico-administrativo por parte de los donantes. Esto, que visto desde fuera parece una locura, es en realidad lo que permite a algunos "locos" hacer los descubrimientos y los inventos que llaman la atención en el mundo y que al fin es lo que atrae a los estudiantes de fuera.
 
De hacerse realidad las proposiciones de los inquietos se tendría una sola "Universidad Única Europea", con el mismo "Programa Único Diversificado", con lo cual no haría falta el intercambio de estudiantes e investigadores dentro del ámbito europeo, y los extranjeros elegirían la universidad o el laboratorio que les pillara más cerca, ya que en todas se haría y diría lo mismo, lo único que variaría sería el centro de los que trabajan en esos centros.
 
Lo que proponen esos inquietos es que la enseñanza universitaria se adapte a las necesidades de la industria, es decir que la enseñanza se calque sobre "lo que se hace". Esto significa en realidad la transformación de las universidades y las escuelas de ingenieros, en centros de "formación profesional".
 
Por lo que se dice y escribe sobre este asunto se podría deducir que entre los inquietos predomina un fuerte espíritu burocrático. Este brote de "burocratitis", se podría abortar enviando a los "contaminados" a algún centro, eso sí, importante, de investigación y enseñanza de los EE.UU.
 
Estos inquietos, obsesionados que están, con el centralismo no parecen haberse dado cuenta que es la pluralidad y el "desorden" de los centros de enseñanza e investigación de los Estados Unidos lo que les hace atractivos y "eficaces".
 
Dios salve a las Universidades Europeas.

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