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Antonio Robles

Un pacto con el diablo

¿Qué es peor, la corrupción económica de una pandilla de indeseables o una pandilla de indeseables que pretende tapar la corrupción de Cataluña y la destrucción de España?

España está a punto de ser presidida por una manada confabulada en un interés común: su descuartizamiento. No hay por qué extrañarse en un país donde se socava a diario la Constitución, la presidencia de la Generalidad de Cataluña la ostenta un racista y el líder de la oposición se alía con separatistas y herederos del terrorismo de ETA en nombre de la lucha contra la corrupción.

Entre arcadas anda el juego: ¿qué es peor, la corrupción económica de una pandilla de indeseables o una pandilla de indeseables que pretende tapar la corrupción de Cataluña y la destrucción de España?

Hay una corrupción peor aún que la corrupción económica, es la corrupción moral. Parece que para Pedro Sánchez todo vale con tal de alcanzar el poder que no podría lograr en unas elecciones generales. Su país está a punto de ser dinamitado por los herederos políticos de ETA, por golpistas en Cataluña que desprecian su Constitución, incumplen sus leyes, conspiran con fuerzas extranjeras para lograr sus objetivos, y, sin embargo, pacta, se apoya en ellos para lograr formar Gobierno. ¿Quiere decir que Pedro Sánchez detesta más a los autores de la trama Gürtel, cuyos delitos son económicos, que a partidos del 3% cuya influencia económica ha servido para adoctrinar a los niños en el odio a España, controlar medios de comunicación, comprar voluntades y conspirar para lograr la ruptura de España? ¿Quiere decir que prefiere o soporta mejor la sangre derramada por los terroristas de ETA, actualmente representados políticamente por EH-Bildu y cuyas víctimas alcanzaron las 858 personas asesinadas, que los 863 millones robados por el conjunto del caso Gürtel?

Aún me chirrían en los oídos las palabras de Marian Beitialarrangoitia, de EH-Bildu, cuando vomitaba en el estrado exabruptos contra el Gobierno de España: "Son los carceleros de los presos en Euskalerría". ¿Con estos se confabula Pedro Sánchez contra el Gobierno de la nación? ¿Qué Gobierno formará con ERC, EH-Bildu, PDeCAT, Podemos…? ¿Para qué le iban a votar si no era para lograr hacer daño a España? ¿O acaso cree que puede gobernar con 84 diputados?

Ha pactado con el diablo. No porque los otros sean el diablo, sino porque él ejerce de personaje que se vende a cualquier precio. Los primeros indicios han quedado reflejados en sus intervenciones. El reconocimiento de la nación de naciones, vuelta al Estatuto de Zapatero, la España plurinacional, la aceptación del relato nacionalista…, verle contestar tan modosito produce escalofríos. Si ya va de puntillas con ellos ahora, en la trastienda del poder a solas nos venderá a retales.

Visto lo visto, las revelaciones del bocazas del juez Vidal en 2016 habrá que tomarlas en serio. Coinciden al cien por cien con el personaje. Escúchenlas.

Una vez el PNV ha anunciado su apoyo a la moción, sólo queda una salida, la renuncia de Mariano Rajoy. Paradójico, cuando ese pacto del diablo nos sitúa en el peor escenario de los posibles, la dimisión del presidente del PP podría matar dos pájaros de un tiro: se evita un Gobierno de golpistas y se castiga a un Gobierno corrupto. A partir de ahí, una segunda moción de censura instrumental, tal como ha pedido Cs, podría dar por primera vez a Albert Rivera la oportunidad de formar un Gobierno nacional. Porque de eso se trata, de que en España dejen de influir los que la quieren destruir y la dirijan los que pueden impedirlo.

Ana Oramas, de Coalición Canarias, lo ha dicho hoy en un discurso impecable: "Hay quien sostiene que España está enferma; la que está enferma es la política". Pues eso.

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