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Carlos Pérez Gimeno

La boda de Carla Goyanes

Al final de la cena, hubo una sorpresa para la madre de la novia. Era su cumpleaños y le sacaron una tarta al son de cumpleaños feliz, que le cantaron todos los invitados.

Carla Goyanes dio el sí quiero a Jorge Benguría bajo estrictas medidas de seguridad, preservando la exclusiva del enlace para la revista ¡Hola!, que verá la luz el miércoles próximo.

La boda se celebró en la "Finca Cortesín", situada en el municipio malagueño de Casares. Allí mismo se creó un altar al aire libre donde se ofició la ceremonia. En el trascurso de la misma, apareció en diferentes ocasiones un ultraligero con paparazzis que intentaban con sus cámaras captar la ceremonia y a los allí presentes.

El acto estuvo oficiado por el padre Ángel de Mensajeros de la Paz y por el padre Garralda. El entorno no podía ser más espectacular, y el acto estuvo amenizado por un coro rociero. La decoración corrió a cargo de Luis García Fraile y Carlos Telmo, amigos de los novios.

Fue una boda preciosa con más de 400 invitados. Nati Abascal actuó de testigo, y para la ocasión escogió un modelo de Jean Baptiste Valli en tonos claros y coral. Estuvo acompañada por sus hijos Rafael y Luis y por su nuera, Laura Vecino.

Cari Lapique, madre de la novia, estaba muy elegante con un modelo en verde de Óscar de la Renta. La modelo Nieves Álvarez acudió con un vestido en tonos claros del mismo diseñador que vistió a Nati, y Gunilla Von Bismark también se decantó por el color verde. No hay nada como seguir las reglas que marca la moda.

La princesa alemana llegó con su marido, Luis Ortiz, su hijo, y la mujer de éste. Como anécdota, comentar que la cena no fue del todo de su agrado. El pescado que se sirvió lo devolvió y pidió una solomillo, que tampoco fue de su gusto y al no comérselo, hasta que se lo retiraron optó por tapar el plato con su propia servilleta y así evitar verlo.

Carmen Martínez-Bordiú acudió con su marido, José Campos, mucho más delgado desde que se sometió a un estricto régimen. Iba con chaqueta blanca. Jaime de Marichalar, como viene siendo habitual desde que se separó de la Infanta Doña Elena, asistió acompañado por Alfonso y Marisa de Borbón, que ahora son sus íntimos.

También estuvo la familia Suárez al completo. Son grandes amigos de la familia de la novia, aparte de la relación profesional que les une, ya que Cari Lapique trabaja para la firma de alta joyería.

Además, asistieron Fernando Fernández- Tapias y su esposa, Nuria González, que iba vestida en tonos cereza, de Juanjo Oliva. Sus hijos fueron unos de los pajes del cortejo de los novios.

El menú elegido fue muy comentado y obtuvo un gran éxito entre los invitados. Estuvo servido por "Bodegas Campos", de Córdoba. De primero hubo un coctel a base de salmorejo, fritos y jamón. En la cena, de primer plato se sirvió un carpaccio de solomillo con lascas de foie, de segundo, langostinos con rape y verduras, seguido de mero con pisto, y de postre, tarta de chocolate con helado.

Al final de la cena, hubo una sorpresa para la madre de la novia. Era su cumpleaños y le sacaron una tarta al son de cumpleaños feliz, que le cantaron todos los invitados.

Después, como es habitual, llegó el baile hasta la madrugada. Carla se cambió de vestido y lució otro modelo de la diseñadora catalana Rosa Clará, que le confeccionó el de novia.

Una boda donde no hubo ningún fallo y todo el mundo lo pasó estupendamente.

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