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EDITORIAL

Cataluña, el 'convento' de los Pujol

La familia nacionalista por antonomasia sin vergüenza se ha pasado décadas contraponiendo su Cataluña proba a una España bananera llena de apandadores.

Como suelen hacer las bandas criminales para tratar de ocultar sus fechorías, todo parece indicar que la familia Pujol utilizaba nombres en clave para difuminar el rastro de sus actuaciones menos presentables. Según una nota manuscrita incorporada al sumario del caso Pujol, la matriarca, Marta Ferrusola, se refería a sí misma como la "madre superiora de la congregación", mientras su hijo Jordi Pujol Ferrusola era identificado como el "capellán de la parroquia". Está visto que para esta jarca de fanáticos antiespañoles Cataluña era un convento harto singular. Un convento sobrecogedor.

La manera grotesca y truculenta en que Marta Ferrusola habría manejado sus asuntos más turbios está en sintonía con el tono de ópera bufa que tiene esta historia inenarrable protagonizada por la familia Pujol, que sin vergüenza se ha pasado décadas contraponiendo su Cataluña proba a una España bananera llena de apandadores. Desde la alusión a la herencia del abuelo Florenci con que el jefe del clan trató de justificar la existencia de un dinero en Suiza no declarado al Fisco a las andanzas de sor Marta, las revelaciones en torno a este escándalo sin parangón retratan no sólo a los personajes, que han hecho y deshecho a su antojo en el Principado durante tantos años, sino a quienes lo consintieron, tanto en Cataluña como en el resto de España.

Los desmanes de la banda de los Pujol no hubieran podido ser de tal envergadura sin el indignante trato de favor que han recibido siempre, empezando por el patriarca, al que se le llegó a nombrar nada menos que "Español del Año" allá por los años 80 del siglo pasado. El PSOE de González y el PP de Aznar lo trataron como a un gran estadista, pero finalmente su nombre se asociará al odio a España y al latrocinio a gran escala.

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