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EDITORIAL

El PP, en la encrucijada

Nadie ha pedido un debate a fondo para refundar ideológicamente una formación absolutamente desfondada, que parece no tener nada que ofrecer a los españoles.

El tiempo político se reinicia este lunes, sobre todo para el PP. Los populares quedaron noqueados con el éxito de una operación política que parecía abocada al fracaso y que, gracias a Mariano Rajoy y a su excepcional manejo de los tiempos, los expulsó del poder, para jolgorio de sus adversarios, especialmente los partidos implicados en el golpe de Estado separatista. En Génova se aprestan a reunir los restos de un partido desvencijado pero que sigue conservando importantes cuotas de poder y respaldo electoral.

Este lunes comienza, pues, el proceso de reconstrucción del PP, con la celebración de una Junta Directiva en la que participará medio millar de dirigentes populares. Sobre el tapete aparecen cuestiones de orden como el formato del próximo Congreso, en el que debe renovarse la Junta Directiva y la Presidencia, tras la marcha de Rajoy. Ahora bien, a nadie se le escapa que lo sustancial no es el proceso de sucesión sino quién será el sucesor, sobre cuyos hombros recaerá la responsabilidad de regenerar un partido gravemente dañado por la corrupción, ilusionar nuevamente a militantes y simpatizantes y detener la sangría de apoyos que vaticinan todas las encuestas.

Los mejor situados a priori para suceder a Rajoy son el presidente autonómico de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. Hay además otros nombres, como María Dolores de Cospedal o Ana Pastor, que también podrían postularse. Ninguno ha hecho la menor autocrítica por la debacle del partido ni explicado, siquiera a grandes rasgos, qué es lo que deberían cambiar para recuperar la hegemonía de la que disfrutaron hasta hace bien poco. Y, sobre todo, nadie ha pedido un debate a fondo para refundar ideológicamente una formación absolutamente desfondada, que parece no tener nada que ofrecer a los españoles.

Hay que esperar acontecimientos y seguir muy de cerca los movimientos de los dirigentes mejor colocados para suceder a Rajoy. De ellos depende que el próximo Congreso popular no sea simplemente un estéril recambio de nombres, sino el escenario de un debate a fondo que libre al PP de la desaparición.

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