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El blog de Federico

Lecturas, visiones y decoloraciones. 3/ Vicky, Cristina, Barcelona y algunas películas más

La última película de Woody Allen no es muy, muy buena pero está muy bien. Se pasa un rato agradable viéndola, no provoca alteraciones graves en nuestra visión del mundo, las dos actrices americanas brillan, Penélope arrasa y Bardem no estorba. La ciudad, sin embargo, no aparece. Tampoco aparece Woody, pero eso es harto comprensible, ya que su mera presencia estropea cualquier película... Lo de Barcelona es más raro, porque ya ha acreditado su valor escenográfico en muchas películas, españolas o extranjeras. Me vienen a la memoria Profession reporter de Antonioni, con Jack Nicholson y María Schneider; la archibarcelonesa Fanny Pelopaja (Andreu Martín y Vicente Aranda); y la ramblera Ocaña, retrat intermitent, pero hay cien o doscientas más. Invito a los lectores del blog a recordarlas y a compararlas con ésta cuando se estrene, o sea, ya. Nunca algo se anunció tanto y se vio tan poco.

Sinceramente, no entiendo el por qué. Claro que tampoco entiendo por qué Oviedo se limita a la entrada al Hotel Reconquista y a una finquita en lo verde, con tres planos de pre-románico asturiano que parecen impuestos y cedidos por la Consejería de Turismo. En realidad, casi todo son interiores o entradas a interiores, que podían haberse rodado en el hotel Santo Mauro de Madrid o en cualquier otro con lujo, aligustre y sin carácter. Es posible que el productor y brujo visitador de la Moncloa Jaume Roures haya rodado una versión para Cataluña y en catalán donde aparezca la Barcelona actual y hagan cameos, por orden de importancia institucional, políticos, titiriteros, tevetreros y otras "patums" tripartitas; y que, aparte, para ganar dinero, haya hecho otra versión para el resto del mundo en la que lo catalán brilla por su ausencia. No lo sé. Los meandros y oasis cerebrales de los millonarios de extrema izquierda me resultan incomprensibles.

Por ejemplo, he visto unas declaraciones de Roures en las que cuenta lo difícil que le ha resultado que las multinacionales, por supuesto norteamericanas, hagan una versión doblada al catalán de su película, porque no entienden algo "tan normal". A lo mejor creen, en su ignorancia, que como lo normal en Cataluña desde que empezó el cine sonoro es ver las películas en español, lengua materna de la mayoría de los catalanes y que entienden todos (aunque el nacionalismo prohiba su uso escolar e institucional) es absurdo gastar dinero en otra versión para el mismo público. Pero no hay problema: pagas y lo entienden. Vamos, entienden que les pagas y allá tú con tu dinero y tus normalidades o normalizaciones, por decreto o a tocateja.

Bien es cierto que Roures tendrá que justificar ante las altas autoridades normalizadoras del catalanismo por qué su película, con Barcelona en el título, es una españolada de tomo y lomo, de arriba abajo, de principio a fin, de las de toda la vida y de las de ahora mismo, de las de Merimée hasta Almodóvar o de las de Almodóvar hasta Merimée. La canción, floja para mi gusto, que hace de tema musical de la película, es en castellano. La música que en Barcelona y Oviedo escuchan todos al caer la noche es... flamenco. El tema sin letra más repetido, es "Entre dos aguas", tan barcelonés; y otro de los mejores "El concierto de Aranjuez" del maestro Rodrigo, que más catalán y más normal no cabe. Se produce el absurdo de que una de las chicas que dice que llega a Barcelona porque le interesa lo catalán, el idioma que luego estudia es el español; ni que se hubiera hecho de Ciudadanos. En fin, los mejores momentos de la película, a cargo de Pe, son en español castizo y en clave almodovariana. En realidad, podría decirse que Roures ha producido una buena película de Almodóvar dirigida por Woody Allen. Y quizás la desaparición de Barcelona sólo se debe a que la ciudad propia de la españolada moderna es... Madrid.

Blockbuster Cinema

(Cartelera confeccionada para dos generaciones y un objetor a las salas de cine. Sólo tiene algún interés para el que no las haya visto en España. Ahórresela el lector común.)

Starting out in the evening. Dir. Wagner. Starring Frank Langella. Exxxtraordinaria.

La vie en rose. Piaf sans Piaf, puaf. Pénible.

John Adams. Serie TV.- 7 capítulos. 1-2, buenos; 3-5, mediocres; 6-7, muy desiguales. Desventuras del centrismo irresoluto. Bellísima Laura Linley como Abigail Adams. El diablo, como ya anuncia Paul Johnson en su historia de América, era Jefferson.

Roma. Serie TV. Segunda temporada. Excelente en su truculencia. Lo que no sé es dónde sacan los tacos de Marco Antonio y compañía. Lo arbitrario se finge verosímil.

Río Bravo. Cada siglo mejor.

Rails and ties. Triste y prescindible. Pero muy, muy triste y muy, muy prescindible.

Love in the afternoon. Maravillosa última escena de Audrey. Gary Cooper, mirando.

Paper Moon. Muy buena. Hoy sería imposible de rodar por infinitas razones.

Dos hombres y un destino. Todavía se deja ver. Brokeback Mountain on the closet.

Summer palace. Historias cruzadas de la generación perdida de Tien An Men, en el año de su olímpico y definitivo entierro. Lástima de escenas de sexo, fatalmente repetitivas.

Savages. La vida misma cateterizada. Laura Linley demasiado delgada. Menos mal.

21. Horrenda película de Kevin Spacey y otros talentos que aquí desmerecen horrores.

Madeleine Sisters. El sectarismo como emético. Lástima de crítica si la hacen otros.

Juno. No la quise ver, pese a la prescripción de Arconada, sospechando una noñería, pero está muy bien. Y la niña, Ellen Page, superior.

Smart People. Agradable. Grandes papeles de Denis Quaid haciendo de Walther Matthau y de Ellen haciendo de Page.

The debatents. Dirige Denzel Washington, incapaz de controlarse a sí mismo. Pero la película es muy interesante y muestra que hace setenta años había una discriminación racial total, pero muchos negros luchaban por su superación al margen de los blancos y no se abandonaban al racismo autosatisfecho del guetto rapero.

Manhattan. Horrible. Para comprobar lo insoportable del neurodivo, como actor y como director.

The Walker. Lauren Bacall vive. Kristin Scott Thomas murió en la Cueva de las Pinturas de El paciente inglés.

We own the night. Joaquín Phoenix en su mismidad brutal. Eva Mendes, la nueva bomba sexy de Hollywood, sí, bueno, vale, es sexy, hombruna, brutal, eficaz. Pero no es Angie Dickinson.

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