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Enrique Dans

¡¡Viven!!

La jugada de Microsoft pone de manifiesto como de sólida es esa combinación de tendencias que algunos llevamos cierto tiempo denominando Web 2.0

Ayer, una empresa que últimamente nos tenía acostumbrados a la atonía más absoluta y a anuncios vacíos de contenido, nos sorprendió con algo verdaderamente interesante. Fue como ver manchas moviéndose en la nieve donde hace semanas se estrelló un avión, un grito de “¡¡viven!!”, una sorpresa inesperada: Microsoft lanzó una nueva versión de su Windows, denominada Windows Live, y anunció la próxima aparición de otro producto igualmente interesantísimo, Office Live. Lo hizo como suelen hacerse habitualmente estas cosas: de repente, sin avisos, manejando con maestría el factor sorpresa, uniendo de forma interesante una serie de piezas cuya existencia ya se había adelantado, pero que al juntarse proporcionan un conjunto de mucho más valor que la mera suma de sus partes. Y al hacerlo, ha obtenido además un golpe de efecto interesante: el de situarse como una empresa que de simplemente intentar hacer frente a una avalancha en actitud claramente defensiva, ha pasado a tomar una opción marcadamente ofensiva y desafiante. Casi como si jugase en casa, a pesar de estar pisando un terreno que todo el mundo atribuía precisamente a sus rivales. En esta ocasión, el amago ha venido del que últimamente solía golpear, y el golpe, de aquel que en otras ocasiones sólo había amagado: en la marcha hacia la consecución de una oferta sólida de productos para el usuario, Google está todavía empezando a fichar ingenieros para trabajar sobre la OpenOffice de Sun y, presuntamente, portarla a la web. Un producto sin duda prometedor, pero que ahora, de un plumazo, ha pasado a ir tecnológicamente por detrás. Mientras tanto, Microsoft ya ha llegado allí, y ahora tratará de captar usuarios lo más rápidamente que pueda, y se dedicará a la construcción de economías de escala en factores como el aprendizaje de los usuarios, el desarrollo de estándares o el establecimiento de modelos de relación. ¿Qué no quieres publicidad? No hay problema, suscríbete y paga. Aquí caben infinidad de modelos válidos.
 
¿Qué hace de este producto, Windows Live, algo aparentemente tan importante? De entrada, su concepción. Es un producto radicado en la red, que habita en la red, pensado para que el usuario sitúe en la red las cosas que habitualmente utiliza. Cosas como el correo, la agenda, las noticias, los contactos, la mensajería instantánea… todas esas cosas que habitualmente vivían en un solo ordenador y era preciso recurrir casi a trucos de prestidigitación para poder verlos en otro, ahora pueden estar en la red, y ser accedidos desde cualquier dispositivo, ordenador de sobremesa o portátil, teléfono móvil, PDA o cualquier artilugio con algún tipo de conexión a Internet. De hecho, más que un producto, Windows Live es un servicio. Para Microsoft, la cuestión es un auténtico cambio estructural. De vender cajas cubiertas de celofán a una media doscientos euros la unidad y que eran actualizadas cada cierto tiempo en virtud de las decisiones tomadas por la compañía, a ofrecer un servicio en la red, continuamente actualizado, en modo gratuito y financiado con publicidad, siguiendo el más genuino estilo de lo que ya se consideraba en la compañía el principal competidor, Google. Para poder llegar a esto, la compañía ha reinventado su forma de programar, de incorporar innovaciones, su arquitectura de producto, y las tecnologías maestras que proporcionan las líneas maestras del desarrollo. Ha creado no sólo un producto, sino un auténtico entorno o, como nos gusta decir a los biólogos, un ecosistema en el que otras empresas pueden generar innovación y valor añadido. Ha incorporado a un genio como Ray Ozzie, la persona que, casi en solitario, justificó la operación de compra de Lotus por parte de IBM. Ha copiado en esquema de publicidad de su competidor, y ahora intentará dotarlo de valor para sus anunciantes y moverse en ese delicado balance que Google maneja tan bien entre la publicidad molesta y el servicio útil al lector. No resultará fácil, porque ahora deberá intentar repartir la tarta publicitaria con alguien que sabe mucho del tema, pero ahora, al menos, parece claro que lo va a intentar.
 
La jugada de Microsoft pone de manifiesto como de sólida es esa combinación de tendencias que algunos llevamos cierto tiempo denominando Web 2.0. Más allá de una moda o de un término artificialmente calentado, el cambio del modelo de interacción que estamos viviendo en Internet es ya una auténtica realidad consolidada. Todos los grandes, Google, Yahoo!, Microsoft, etc. y toda una vibrante comunidad de usuarios y empresa pequeñas se afanan ya en la creación de nuevos desarrollos en modo Web 2.0, usan activamente tecnologías que permiten una interacción más rica con el usuario, y apuestan decididamente por esa línea. Podemos seguir dudándolo o poniéndonos más o menossnobscon el término pero, cuestiones terminológicas aparte, esto ya está aquí, ya hemos cambiado de modelo. Y en cuanto a Microsoft, bienvenida sea de vuelta al mundo de los vivos con esa inyección de vida que supone Windows Live. En la industria de la tecnología, la competencia siempre, siempre es bien recibida.

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