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ORIENTE MEDIO

De cómo Al Fatah abrazó la religión y perdió el poder

Cuando se fundó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en 1964, se dejó a Dios de lado. En los estatutos, de 1968, tampoco se hacía mención a Alá, ni se citaba el Corán. La Carta de la OLP es un documento nacionalista árabe que define como objetivo palestino la destrucción de Israel, lo que facilitaría la unificación del mundo árabe.

Cuando se fundó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en 1964, se dejó a Dios de lado. En los estatutos, de 1968, tampoco se hacía mención a Alá, ni se citaba el Corán. La Carta de la OLP es un documento nacionalista árabe que define como objetivo palestino la destrucción de Israel, lo que facilitaría la unificación del mundo árabe.
Logo de Al Fatah.
Por lo que hace a Hamás, Dios aparece por todas partes en sus estatutos, de 1988. Para los islamistas, que fueron elegidos por los palestinos en enero de 2006 para formar gobierno, el objetivo final es que el Islam gobierne el mundo. Entretanto, el conflicto palestino con Israel se asume en nombre de Alá, no del nacionalismo árabe.
 
Bienvenido al Nuevo Oriente Medio.
 
¿De qué manera se produjo este cambio radical? ¿Cómo ha sido posible que once años de socialización con Fatah-OLP hayan terminado con los radicales islamistas conquistando a la sociedad palestina en cuerpo y alma?
 
Si queremos comprender este paso del nacionalismo secular al islamismo radical empecemos por Maquiavelo: en El príncipe, el florentino recomendaba encarecidamente a los líderes que utilizasen con fines políticos la religión. Los gobernantes debían dar la impresión de ser religiosos:
 
No hay nada más necesario que aparentar tener esta cualidad primordial.
 
El liderazgo de la Autoridad Palestina (AP), en manos de Al Fatah, siguió esta filosofía al pie de la letra durante años. Promovieron la religión, e involuntariamente abrieron el camino al actual régimen de Hamás.
 
Mahmud Abbás (Abú Mazen) y Yaser Arafat.Tanto Yaser Arafat como Mahmud Abbás concedieron de continuo relevancia mediática a los líderes religiosos. Muchos de ellos incitaron al odio y la violencia contra los judíos e Israel sobre bases religiosas. Los líderes de Al Fatah aparecieron en televisión rezando en mezquitas incluso cuando se impartían sermones que predicaban el genocidio. La educación islámica recibió prominencia en el sistema educativo de la AP.
 
Arafat, aunque laico, no dudó en calificar de wakf (entidad islámica) a Palestina. Y en el borrador de la Constitución propuesta se reconoce la ley islámica.
 
Más significativamente, la incesante promoción y glorificación de la yihad y la shahada ("muerte por Alá"), con el propósito de alentar la comisión de atentados suicidas, dieron prominencia al Islam como fuerza impulsora de la guerra contra Israel.
 
La afectada religiosidad de Al Fatah tuvo tanto éxito que terminó por islamizar a su propio pueblo, especialmente a la juventud.
 
En una encuesta de marzo de 2005, el 70% de los palestinos declararon preferir la ley islámica (sharia) a las del Parlamento de la AP. Menos de un año más tarde, en enero de 2006, Hamás completaba su transformación de movimiento marginal a ocupante de la Oficina del Primer Ministro. La apuesta de Arafat y Abbás por hacer de la religión una motivación dominante en la guerra contra Israel había sido mucho más "exitosa" de lo que podían haber previsto.
 
En marcado contraste con la Carta de la OLP, el término "Alá" aparece en los estatutos de Hamás 105 estruendosas veces; así como 39 citas del Corán y el hadith (dichos y hechos de Mahoma). La ideología de Hamás se presenta como la verdad eterna de Dios. De hecho, quienes redactaron el documento lo abrieron con las palabras "En el nombre de Alá, el Misericordioso", seguidas de unos versículos del Corán que hablan de la supremacía islámica, algo más propio de un documento político que de uno religioso.
 
Hamás es el acrónimo de "Movimiento de Resistencia Islámica"; la palabra "Palestina" ni siquiera está presente en el nombre del grupo. En contraste, la "Organización para la Liberación de Palestina" se centra, como si propio nombre indica, en la liberación de Palestina, no en Dios o el Islam.
 
Tanto Al Fatah como Hamás pretenden la destrucción de Israel, de modo que, desde la perspectiva israelí, hay pocas diferencias de orden práctico entre ambos. Pero para los palestinos representan movimientos con objetivos que difieren completamente.
 
La Carta de la OLP ve el Estado palestino como algo temporal, conducente a la "unidad árabe" (artículo 11), mientras que la de Hamás plantea la destrucción de Israel como paso hacia la unidad islámica y el momento en que los muecines anunciarán desde los minaretes palestinos el nacimiento del "Estado del Islam" (artículo 9).
 
Este paso de un liderazgo arabista secular a uno islamista radical tiene implicaciones significativas. Con un Gobierno de Hamás es imposible la paz con Israel, o la aceptación del derecho a existir del Estado hebreo, porque Hamás contempla la destrucción de Israel y el exterminio de los judíos como confirmación de las verdades inamovibles de Dios (artículos 7 y 3).
 
Terroristas de Hamás.Por otro lado, mientras los discursos en árabe de los gobiernos de Arafat y Abbás, o un examen de los libros de texto que produjeron, dejan claro que Al Fatah nunca aceptó el derecho de Israel a existir, el nacionalismo palestino secular siempre tuvo un potencial intrínseco de moderación.
 
También sería posible que en el futuro un líder secular carismático cambiase de dirección y convenciera a los palestinos de que aceptaran la existencia de Israel. Esto, sin embargo, es imposible que suceda con Hamás, dada su ideología, dictada por lo divino. La necesidad de la destrucción de Israel no es una opinión de sus líderes políticos, como pasa en Al Fatah, sino la inmutable voluntad de Alá.
 
De hecho, los líderes de Hamás insisten en que carecen de opiniones propias; según dicen, desempeñan el modesto papel de intermediarios e informan a la sociedad del plan de Dios, como queda explicado en el artículo 12 de la Carta del movimiento.
 
Sirva como indicativo de esta nueva realidad la manera en que el diario Al Ayyam describía el panorama en marzo de este año, cuando el nuevo Parlamento, encabezado por Hamás, eligió como nuevo premier a Ismail Haniyeh: "Tras la votación, uno de los diputados de Hamás, Hamad al Bithouey, alzó un Corán y gritó: Alá ajbar [Alá es grande]". Los legisladores de Hamás respondieron con soflamas del estilo:
 
El Corán es nuestra Constitución, Mahoma es nuestro profeta, la yihad es nuestro camino, y morir por Alá como mártires es nuestro mayor deseo.
 
El actual empeño de Fatah y Hamás por constituir un nuevo Gobierno de unidad no refleja la cobertura de un vacío ideológico, sino la desesperada necesidad que tienen de que se reanude la financiación occidental.
 
Con independencia de lo que ocurra con las negociaciones entre Al Fatah y Hamás, es improbable que se dé el fundamental cambio ideológico y teológico arriba mencionado.
 
 
ITAMAR MARCUS, experto en contraterrorismo y director de Palestinian Media Watch.
 
BARBARA CROOK, directora asociada de Palestinian Media Watch.
 
Este artículo se publicó en The Jerusalem Post el pasado día 12.
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