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Gabriel Moris

No olvidaremos lo inolvidable

¿Hay alguna razón para no seguir investigando hasta el total esclarecimiento de los hechos y la condena de todos los responsables?

Nos acercamos al décimo aniversario del mayor atentado de la reciente historia de España y de Europa. No hay señales en el panorama informativo que presagien ninguna conmemoración especial. El 11-S recibe un tratamiento muy distinto en EEUU, incluso en Europa y en España. ¿Es normal esto? Creo que no.

Las víctimas del terrorismo, y muy especialmente las del 11-M, somos las olvidadas, ninguneadas, utilizadas y divididas, de todos los colectivos sociales.

He dirigido un correo a dos asociaciones de víctimas con esta pregunta: ¿consideran que el 11-M, diez años después, se puede considerar un caso resuelto? En el mismo pregunto si hay acciones judiciales, previstas o en curso, para avanzar algo en el conocimiento de los hechos. Al menos hay una causa abierta. Espero con impaciencia una respuesta. Creo que nada puede interesar más a las víctimas de un crimen que descubrir y ajusticiar al criminal. Sin esa finalidad, el resto de las razones que justifican su existencia palidecen. Cada cual puede hacerse su propia reflexión.

Nada me agradaría más que poder felicitar, diez años después de los atentados, a todas las instituciones del Estado por su eficacia en la investigación y enjuiciamiento de este crimen de lesa humanidad. Yo soy el primero en lamentar que mis deseos no se hayan hecho realidad. En cambio, los profesionales de la sanidad, los voluntarios, etc., tuvieron un comportamiento lleno de profesionalidad y de humanidad. Nuestro sincero y constante reconocimiento y agradecimiento a todos ellos.

La misma pregunta que he formulado a las víctimas la trasladaría a las instituciones. Sería muy interesante contrastar las respuestas o los silencios de las asociaciones de víctimas y de todos los representantes de los ciudadanos, máxime teniendo en cuenta que casi todos los actores, tanto las víctimas como los responsables de la seguridad, son los mismos de diez años atrás.

Al leer las vidas y las ilusiones que segaron los enigmáticos autores de la matanza, vuelvo a constatar la monstruosidad que fue aquello. Digo "enigmáticos" porque en la sentencia no figuraba más que un condenado como autor material. Sentencia que está recurrida por éste, al parecer con argumentos sólidos a favor de su inocencia.

¿Es concebible un atentado así, sin autores? ¿Hay alguna razón para no seguir investigando hasta el total esclarecimiento de los hechos y la condena de todos los responsables, ya sea por acción o por omisión?

Resulta muy triste constatar, habiendo perdido un hijo, que, en el ecuador de la prescripción de los delitos, los responsables de la seguridad, de la investigación y de la justicia sólo saben callar y olvidar. Máxime tratándose del atentado que cambió la historia de España.

En el último Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo celebrado en Madrid, al acabar el acto de clausura, una víctima se dirigió a un candidato a la presidencia del Gobierno de España pidiéndole que prometiera investigar el 11-M; la respuesta fue afirmativa. Hoy, esa víctima preside la AVT y ese candidato preside el Gobierno de España. Los que nunca olvidaremos lo inolvidable tampoco olvidamos aquella promesa realizada a una víctima, en presencia de otras muchas.

Desde España y el resto del mundo se reclaman esa investigación. Entren en la página de change.org "Petición al Gobierno, al Congreso y a la Audiencia Nacional": unas diez mil razones avalan la imperiosa necesidad de que las víctimas y el pueblo conozcan la verdad de los hechos y se haga Justicia.

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