El inicio del trámite parlamentario del PHN nos deja una sorpresa agradable, en parte inesperada: el buen tono parlamentario del Ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas. Se ha estrenado en el Congreso con su “patata caliente”, y lo ha hecho con buen pie y buen tino. Las cosas, como son.
Matas, es cierto, no es nuevo en esto de la política; pero no había tenido motivo para el lucimiento. Hay que recordar que había llegado al Gobierno con una larga trayectoria en Baleares, donde, incluso, fue Presidente Autonómico en sustitución del inefable Cañellas. En las últimas elecciones, perdió la Presidencia gracias al pacto a la “balear”, aunque consiguió el doble de los votos que los socialistas en dichos comicios. Después, aterrizó en el Gobierno de Aznar de puntillas, en un Ministerio pequeño y con la sensación de tener billete de ida y vuelta a las Islas. Por el momento, no había armado mucho ruido. Pero en el primer debate parlamentario sobre el PHN, Matas ha dado la talla.
Algunos de sus críticos, han dicho, que se encontró todo encauzado en Medio Ambiente, que Isabel Tocino había dejado todo muy perfilado. Pero eso no es cierto. Matas se encontró un trabajo avanzado, sí, pero ha llevado el peso político de las negociaciones en esta fase previa y el resultado ha sido bueno.
Con el debate parlamentario ha demostrado que tiene talla política y que sabe defender bien un plan muy criticado. Quizá lo más llamativo es cómo ha sabido rebatir los argumentos de la oposición, buscando al mismo tiempo cierto consenso con CiU y CC para no ejercer el rodillo.
El proceso parlamentario del PHN sólo ha empezado. Y Matas ha aprovechado su oportunidad. Si mantiene el tono hasta el final habrá que contar con él para el futuro. Y Aznar siempre tiene en cuenta estos aciertos.
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