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Ignacio Villa

Defender la democracia

Por lo que estamos viendo, la reforma de la Ley de partidos políticos se ha convertido en uno de los objetivos prioritarios del Gobierno. El presidente del Ejecutivo lo dejó claro ante la dirección del PP y lo ha vuelto a explicar en la sesión de control parlamentario al Gobierno. El planteamiento que ha ofrecido en este caso José María Aznar tiene dos ejes argumentales interesantes y bien fundamentados. En primer lugar, la ilegalización de Batasuna forma parte de los mecanismos necesarios para defender la democracia; en segundo lugar, son siempre los mismos los que ponen en duda la oportunidad de acorralar al brazo político de ETA. Estos dos puntos expuestos por el presidente dan pie al análisis político.

¿Cuales son las razones para que algunos manifiesten siempre tanta duda, tanto miedo y tanto complejo cuando se habla de terrorismo? ¿No tiene la democracia el derecho a defenderse dentro de unos parámetros comprendidos en el Estado de Derecho? Parece claro que la sociedad española debería felicitarse por actuar a la luz del día, sin miedos, con claridad y con la ley en la mano contra aquellos que quieren dinamitar la democracia desde el miedo y el asesinato. Es una buena noticia para todos los demócratas que en nuestro país funcionen con soltura los resortes de defensa de nuestro sistema. Es un seguro de vida. Todo elemento contrario a la democracia deberá ser detectado y neutralizado. Nadie, en ninguna democracia del mundo, permite que los verdaderos enemigos del sistema puedan atentar contra él impunemente.

Además no deja de ser curioso que siempre son los mismos aquellos a quienes a la hora de la verdad les tiembla la mano. Hablan y hablan, pero son incapaces de tomar decisiones. En esta actitud política hay que encuadrar a los nacionalistas vascos, que ya se han especializado en esos “fervorines” de Ibarretxe tras cada asesinato de ETA. Pero también hay que incluir a Izquierda Unida, con su líder Gaspar Llamazares al frente, que piensan que por gritar mucho y recitar frases elaboradas se llenan de razones. Es más bien lo contrario. Izquierda Unida se ha convertido en un grupo parlamentario marginal ocupado en todo menos en hacer política. Siguen pensando que llamar la atención es suficiente. Y con el paso de los días, todo indica que al PSOE también habrá que incluirlo en este territorio de la duda y de los miedos. Primero fueron claros, ahora ya ponen pegas y no duden de que, con su estrategia habitual, se terminarán desmarcando.

Con este panorama, el Partido Popular va camino de quedarse solo a la hora de defender estos resortes democráticos. Hace bien siguiendo adelante, aunque sea en soledad. Viendo y escuchando al presidente Aznar estos últimos días se percibe que la ilegalización de Batasuna se ha convertido en uno de sus objetivos inmediatos. Aznar se lo ha tomado en serio. Y en este caso, ha acertado. Estamos en un proceso donde quedarán señalados los mediocres, los timoratos y los acomplejados. Esperemos que este acierto del Gobierno lo sigan desarrollando desde la prudencia. De esta forma tendríamos ya mucho camino recorrido.

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