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Ignacio Villa

El diálogo tiene su trampa

Lo que no es bueno es hablar y dialogar como sí ahí se acabara la gestión política.

El presidente Zapatero ha respondido ya formalmente al líder del PP, Mariano Rajoy para tener un encuentro este mes de septiembre. Primero fue el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, quién anunció esta reunión; ahora ha sido el propio Jefe del Ejecutivo quién ha confirmado el cara a cara. Pero –no nos engañemos– hay trampa en esta propuesta.

¿Cuál?, se preguntarán ustedes.
Pues, muy fácil. Mariano Rajoy había ganado la iniciativa hace unos días cuando pidió públicamente que fuera recibido por Zapatero. El presidente del Gobierno, al que le ha cogido el paso cambiado por esta propuesta, ha tirado por la calle del medio. "De acuerdo que venga Mariano", ha dicho ZP a sus colaboradores, pero al mismo tiempo ha convocado en Moncloa una ronda de dirigentes políticos para abordar otras cuestiones como la política exterior o la agenda legislativa, además del modelo de Estado. De esta forma el presidente del Gobierno intenta retomar esa iniciativa perdida, pretende enfriar la polémica sobre el modelo territorial y, sobre todo, evita ofrecer la impresión de tener una "relación preferente" con el líder de la oposición. Zapatero ha intentado coger las riendas de una situación, pero ya le conocemos todos. Hablar y hablar, pero decisiones pocas. Y convocando a todas las fuerzas políticas en Moncloa lejos de avanzar, se dedica a distraer la atención.
 
Es cierto, que el presidente del Gobierno utilice el diálogo con todas las fuerzas políticas siempre es provechoso. Pero el diálogo es un medio, no un fin. No es de recibo que el presidente del Gobierno y gran parte de los ministros se dediquen a lanzar sus historias y sus propuestas, para luego tapar la inoperancia y el ridículo con el tan cacareado ¡diálogo!. Hablar todo, pero con una dirección, con un sentido y con un objetivo. Lo que no es bueno es hablar y dialogar como sí ahí se acabara la gestión política. Y por el momento el diálogo se está convirtiendo en su propia trampa.

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