El presidente Zapatero ha respondido ya formalmente al líder del PP, Mariano Rajoy para tener un encuentro este mes de septiembre. Primero fue el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, quién anunció esta reunión; ahora ha sido el propio Jefe del Ejecutivo quién ha confirmado el cara a cara. Pero –no nos engañemos– hay trampa en esta propuesta.
¿Cuál?, se preguntarán ustedes.
Pues, muy fácil. Mariano Rajoy había ganado la iniciativa hace unos días cuando pidió públicamente que fuera recibido por Zapatero. El presidente del Gobierno, al que le ha cogido el paso cambiado por esta propuesta, ha tirado por la calle del medio. "De acuerdo que venga Mariano", ha dicho ZP a sus colaboradores, pero al mismo tiempo ha convocado en Moncloa una ronda de dirigentes políticos para abordar otras cuestiones como la política exterior o la agenda legislativa, además del modelo de Estado. De esta forma el presidente del Gobierno intenta retomar esa iniciativa perdida, pretende enfriar la polémica sobre el modelo territorial y, sobre todo, evita ofrecer la impresión de tener una "relación preferente" con el líder de la oposición. Zapatero ha intentado coger las riendas de una situación, pero ya le conocemos todos. Hablar y hablar, pero decisiones pocas. Y convocando a todas las fuerzas políticas en Moncloa lejos de avanzar, se dedica a distraer la atención.