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Ignacio Villa

El último gobierno de Aznar

En estas vacaciones de Semana Santa, el Gobierno aguarda en una tensa espera. A la vuelta, nos situaremos ya en pleno mes de abril, y, por lo tanto, en la recta final de la Presidencia española de la Unión Europea. Pasada y aprobada la Cumbre de Barcelona, sin duda la más complicada, los Consejos Europeos de Madrid y Sevilla se antojan más asequibles para el presidente Aznar, por ello, lo que queda de Presidencia comunitaria se percibe como una cuesta abajo sin sobresaltos.

Todos los ministros del Gobierno saben perfectamente que estos tres meses que restan de Presidencia de turno van a ser el último periodo tranquilo que van a disfrutar. Después, alguno que otro será recolocado y no faltará alguna recuperación. Terminados los seis meses, en julio llegarán las turbulencias y los rumores de crisis. Unos seguirán, otros se irán a casa; llegará el momento de la remodelación. Independientemente del calendario, desde el 1 de julio todo será un rumor, entraremos en el típico momento de efervescencia política. Mientras tanto, el presidente Aznar, desde su atalaya monclovita, disfrutará con tanto desconcierto.

Ordenando los datos, vamos a clarificar la situación:

Primero Terminada la Presidencia de la Unión Europea, quedarán un año y nueve meses para las elecciones generales. Entraremos pues en la recta final de la legislatura, de la última legislatura de José María Aznar como presidente del Gobierno.

Segundo Todo apunta, pues, a que el presidente deberá hacer una remodelación para confeccionar lo que será su último Gobierno. El último Gabinete que tendrá que redondear ocho años de "poder Aznar". Es esta razón más que suficiente para pensar que el presidente diseñe su gran Ejecutivo sin ataduras ni compromisos. Un Gobierno fuerte políticamente, fiel a su persona y eficaz en la gestión. Tendrá que ser su Gobierno ideal.

Tercero Junto a todo esto, no hay que perder de vista que José María Aznar se ha resistido siempre ha realizar cambios en el Gobierno mientras que no existan razones externas al trabajo de sus ministros. Es decir, sus reajustes ministeriales siempre han tenido que ver con cambios en el PP o con motivos electorales. Siempre ha evitado cambiar a un ministro a raíz de una gestión deficiente.

Cuarto En consecuencia, no sería descabellado pensar que la crisis de Gobierno —que bien podría tener lugar en julio—, se ejecutará otoño, coincidiendo con las nominaciones de los candidatos del PP a las elecciones municipales y autonómicas.

¿Nombres?. Hay muchas combinaciones y para todos lo gustos. Situando como premisa que nadie sabe nada y que Aznar tendrá guardada en la manga más de una carta, podemos pensar que hay algo seguro, y es que Jaume Matas dejará Medio Ambiente para concurrir a las Autonómicas en Baleares. Parece también seguro que Arias Cañete, Celia Villalobos y Anna Birulés dejarán el Gobierno, al igual que Juan José Lucas, que pasaría a la Presidencia del Senado. Pío Cabanillas seguirá, pero parece que será recolocado muy lejos de la política informativa del Gobierno. Y no hay que descartar una posibilidad que cada vez tiene más fuerza: Aznar puede recuperar a Mayor Oreja, para una misión de Gobierno con brillo político, como podría ser una Vicepresidencia del Ejecutivo. Javier Arenas podría volver también al Gobierno, quizá de Portavoz, cumpliendo Aznar así uno de los deseos del actual secretario general del PP. Otros ministrables que hay que tener en cuenta son Mercedes de la Merced, Ignacio Echaniz, Pío García Escudero y Gabriel Elorriaga. En esta lista de posibles también hay que incluir algunos de los históricos del PP, con los que Aznar quiere tener un detalle en su despedida.

De todas formas, que nadie se llame a engaño. José María Aznar va a hacer un Gobierno a su imagen y semajanza, con un alto grado de eficacia en la gestión y con una identidad absoluta con su persona. Aznar quiere un Ejecutivo con peso político específico y con una cuidada política informativa. Será su último Gobierno y no puede desperdiciar la oportunidad. No parece que haga muchas concesiones. Será el Gobierno de la despedida.

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