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Ignacio Villa

La política exterior del insulto

Primero fue Hugo Chávez en su reciente visita a España quién dijo que Aznar había respaldado el golpe de Estado en Venezuela. Nadie le exigió rectificar. Ahora ha sido Mohamed VI el que ha dicho que Aznar era más franquista que Franco

El ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos vuelve al primer plano, y no por su voluntad pero sí por su ineptitud. Los populares han vuelto a exigir al Gobierno Zapatero que pida explicaciones al Ejecutivo de Rabat por los insultos de Mohamed VI a España desde las páginas del diario El País.
 
El Partido Popular ya ha anunciado que Moratinos deberá comparecer en el Congreso para explicar estos insultos sobre los que el Gobierno no ha dicho nada y el Partido Socialista los ha defendido. Recuerden las lamentables declaraciones de Trinidad Jiménez en las que catalogaba de muy positivos los insultos del rey marroquí.
Esta historia no debería quedar en el olvido. Con el viaje de Estado a Marruecos la política exterior del Gobierno Zapatero ha dado una nueva vuelta de tuerca. Y el panorama es desolador.
 
La puerta de la Casa Blanca está cerrada a cal y canto; Caracas y La Habana son los pivotes de la diplomacia española, se imponen en los discursos del Rey conceptos "creados" por Zapatero como la "alianza de las civilizaciones" y ahora se permiten tranquilamente los insultos de un mandatario extranjero hacia España y hacia el Gobierno anterior.
 
La gravedad del asunto es máxima; además no es la primera vez que ocurre. Primero fue Hugo Chávez en su reciente visita a España quién dijo que Aznar había respaldado el golpe de Estado en Venezuela. Nadie le exigió rectificar. Ahora ha sido Mohamed VI el que ha dicho que Aznar era más franquista que Franco y aquí nadie mueve un músculo.

Por lo que se ve, este Gobierno no se ha contentado con sacar a España de la mesa de los países desarrollados, no le basta con buscar alianzas con gobiernos de dictadores, no es suficiente con utilizar al Rey en sus discursos. Ahora fundamentan su política exterior en el insulto puro y duro. El Gobierno español sonríe y deja hacer. Una auténtica vergüenza.

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