Menú
Ignacio Villa

La sucesión: Historias para no dormir

No hay duda: en el PP se junta el hambre con las ganas de comer. Unos necesitan ser centro de atención, otros tienden sus trampas para dinamitar a los enemigos de la carrera sucesoria. Poniendo nombres a la historia, hay que decir que Alberto Ruiz-Gallardón necesita que hablen de él. Necesita ser centro de conversaciones y polémicas. Le gusta la provocación política. Está encantado de que en el PP, a pesar de muchos, tengan que contar con él.

El futuro de Ruiz Gallardón vuelve a ser motivo de polémica. Estamos, de nuevo, ante un verdadero acertijo político: ¿Seguirá o no seguirá? ¿Presidente autonómico o candidato a La Moncloa? Ahora resulta que la promesa que realizó en el pasado de que ya no se presentaría a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid es revocable. Donde dijo nunca, ahora matiza que a lo mejor.

Hay que reconocer que Gallardón, en esta ocasión, se ha movido con maestría. La información lanzada desde la calle Génova no ofrece todavía una intencionalidad clara y el actual presidente autonómico ha dejado la puerta abierta. Y es que Gallardón conoce perfectamente que la oferta ha sido lanzada por un amigo-enemigo que tiene las mismas aspiraciones políticas.

Una oferta realizada desde la nebulosa, a través de la prensa, que tiene todas las características de ser una maniobra de Javier Arenas para neutralizar a Gallardón en una teórica carrera sucesoria en la que él también está inmerso. Al final, uno por otro, la casa sin barrer. La trampa tendida ha sido por el momento neutralizada, con la sencilla estrategia de ponerse al servicio del partido.

Por el momento habrá que esperar, aunque la sucesión de Aznar no se acaba ahí, detrás de la suya vendrán otras muchas sucesiones.

En Opinión