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Ignacio Villa

Mejor tarde que nunca

¡Mira que les ha costado! Ha sido un grave error político, del que están comenzado a salir. La reacción del presidente Aznar y de su Gobierno ante el Prestige comienza a coger fuerza y forma; los gestos comienzan a llegar poco a poco para recuperar el tiempo perdido. No es casualidad que hace pocos días, ante las cámaras de la televisión pública, la propia Ana Botella reconociera que la tragedia del Prestige ha sido el peor momento político que ha vivido el presidente Aznar desde que llegó al poder. Un dato que saltaba a la vista de cualquier observador, pero que confirma muchas de las evidencias que se han percibido en estos dos últimos meses.

Aznar ha estado en Galicia por segunda vez en algo más de dos meses. Y el próximo domingo volverá a Santiago de Compsotela, en lo que parece ya un intento de normalizar su presencia en una tierra con la que ha tenido una difícil relación durante toda la crisis. Cuando Galicia y los gallegos más necesitaban del Gobierno central, el presidente del Ejecutivo desapareció durante varias semanas. Tardó un mes en hacer acto de presencia en el lugar del desastre, y por el momento no se le ha visto con las botas puestas cerca del triste "chapapote". A Aznar le "entró" torcido el problema desde el principio y le ha costado volver a hacer pie en Galicia. Lo ha hecho tarde, y en ocasiones de forma poco acertada. Ahora ya parece que las aguas van volviendo a su lugar, poco a poco, con mucho esfuerzo.

El reciente gesto político de incorporarse a las listas municipales de Bilbao, alabado y elogiado por la mayoría, ha confirmado al mismo tiempo que las críticas realizadas por su falta de frescura y de reacción ante la crisis del Prestige no eran una crueldad intencionada por parte de la prensa. Era la realidad contante y sonante de un presidente del Gobierno que ha tenido siempre otro estilo de hacer política y que parecía haber olvidado en su recta final en el Palacio de la Moncloa.

Con el "Plan especial para Galicia", Aznar da un paso más para recomponer la relación y la presencia de su Ejecutivo con una Comunidad Autónoma clave para el Partido Popular. Este nuevo gesto de celebrar el Consejo de Ministros en La Coruña llega muy tarde, pero manifiesta un cierto aire de humildad política, revela un intento de rectificar los errores pasados y pretende ser un reconocimiento de que se han hecho las cosas mal, pero que han aprendido de ello.

Aznar intenta, poco a poco, recuperar la normalidad con su presencia en Galicia, pero por el momento esa situación todavía no ha sido recuperada. La presencia del presidente del Gobierno en esta comunidad autónoma sigue siendo noticia de primera página y esa es la señal más clara de que las cosas no están todavía en un grado de absoluta normalidad. El Gobierno ha tenido en el Prestige una auténtica "vía de agua" perdiendo credibilidad, eficacia y gestión. Aunque, ciertamente, los frecuentes errores cometidos por el PSOE y la manipulación descarada por parte del nacionalismo gallego han neutralizado en buena parte los tropezones del Ejecutivo. Aznar intenta recuperar ahora el tiempo perdido. Por supuesto, por el bien de Galicia, más vale tarde que nunca.

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