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Ignacio Villa

Moncloa pasa factura

El desparpajo político con que la presidenta madrileña está actuando ante la evidente desorientación del Ejecutivo central la convierte en un peligro y por lo tanto tendrá que estar preparada para más acciones de sabotaje y de sectarismo desde el gobierno

Una vez más, la torpeza del Gobierno Zapatero vuelve a aflorar sin ningún tapujo. En esta ocasión, el objetivo ha sido la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid. Y es que Esperanza Aguirre ha sido excluida en un sólo día de dos actos oficiales organizados por el Gobierno central. Uno por el Ministerio del Interior y el otro por el Ministerio de la Defensa. Un olvido doble en dos actos que afectan directamente a la gestión de la política autonómica y a los que sí estaba invitado el Alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón.
 
En política, las casualidades no existen; menos aún en cuestiones protocolarias. La inclusión de la presidenta madrileña en actos como los referidos entra –debería entrar– en la más absoluta de la rutinas. En cualquier departamento de protocolo de un Ministerio que se precie, existe una relación exhaustiva de los altos cargos públicos que deben ser invitados a los acto oficiales y en esas listas se incluyen siempre al presidente autonómico y al alcalde respectivo.
 
¿Existe, pues, olvido en la exclusión de Aguirre? De olvido nada. Hay una clara intencionalidad del Gobierno central puesto que Aguirre se ha convertido en la punta de lanza de la oposición del Partido Popular al Ejecutivo Zapatero. En Moncloa, desde luego, no ha gustado nada la actitud de la presidenta madrileña con la famosa polémica sobre la manifestación de la AVT en Madrid, no ha gustado tampoco el claro y certero posicionamiento de Esperanza Aguirre en la crisis del Carmelo y tampoco han gustado los actos previstos desde la Comunidad de Madrid para el 11 de marzo. En fin, en Moncloa ven en Aguirre un verdadero peligro para sus políticas y sus sectarismos.
 
No son casualidad los ataques virulentos que recibe a diario la presidenta madrileña desde el Partido Socialista catalogando a Aguirre como la "extremista del Partido Popular". No es casualidad, tampoco, la polémica suscitada desde la Cadena SER sobre los negocios inmobiliarios del Ayuntamiento de Majadahonda, que nadie ha sido capaz de demostrar. Por el momento. No es casualidad, por lo tanto, la doble exclusión de Aguirre de dos actos oficiales organizados por el Gobierno central en la Comunidad de Madrid.
 
Es evidente que Esperanza Aguirre se ha convertido en objetivo prioritario del Gobierno Zapatero y del Partido Socialita. El desparpajo político con que la presidenta madrileña está actuando ante la evidente desorientación del Ejecutivo central la convierte en un peligro y por lo tanto tendrá que estar preparada para más acciones de sabotaje y de sectarismo desde el gobierno socialista. No es que la táctica sea novedosa, lo que llama la atención es la zafiedad en los modos de actuar. La exclusión de la presidenta de la Comunidad de Madrid vivida este lunes es la gota que ha colmado el vaso. Pero al mismo tiempo es una evidencia: la forma de hacer política de Esperanza Aguirre hace daño al Gobierno. Y en Moncloa pasan factura.

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