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Ignacio Villa

No hay excusas

Las decisiones diplomáticas tienen un ritmo y un espacio. Eso nadie lo pone en duda. Pero después de lo visto en Panamá y al aislamiento al que fue sometido Fidel Castro en la jornada final, España debería tomar medidas con cierta celeridad, sin esconderse en la duda.

José María Aznar desde Costa Rica ha anunciado medidas. "No puede pasar desapercibida la actitud de Cuba", explicaba en referencia a la negativa a firmar el documento en contra del terrorismo etarra.

La consideración parece adecuada y correcta, es decir, España va a tomar medidas. Donde esta el "pero", es en el segundo matiz. El presidente del Gobierno sugiere que cualquier decisión no puede venir determinada por la improvisación o por un enfado momentáneo. Un planteamiento de discreción y prudencia, correcto en las formas, pero que no puede esconder una falta de determinación y, lo que sería más grave, una falta de decisión.

Las relaciones entre España y Cuba son terreno conocido y explorado. Se conocen perfectamente todos los vericuetos, por lo tanto no tendría que existir la duda para tomar las decisiones adecuadas y correctas. Pero sobre todo, que sean tomadas con celeridad.

Sería grave que Aznar amague y luego no dé. Discreción, bien. Prudencia, quizá. Indeterminación, nunca. No vaya a ser que se busque enfriar la Cumbre de Panamá para que caiga todo en el olvido.

Medidas concretas, urgentes e importantes. No se puede amparar el gobierno con la excusa de dar un margen a Cuba. Todos sabemos que Cuba no va a cambiar, no va a ceder. Cuba se niega a condenar el terrorismo etarra. Aznar anuncia medidas. Se toma nota. Dentro de un tiempo sabremos en qué ha quedado todo.

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