Menú
Ignacio Villa

¡Sorpresa, sorpresa!

José María Aznar una vez más nos ha dado la sorpresa. Definitivamente con él las quinielas son imposibles. Aguanta carros y carretas, y al final siempre sale por algún lugar imprevisible.

Como lectura de urgencia, de esta nueva sorpresa de Aznar; podemos enumerar algunas conclusiones. Mariano Rajoy dejará con toda probabilidad la coordinación política del Gobierno. Pero compartir la Vicepresidencia y el Ministerio de Interior, significa que el presidente del Ejecutivo coloca la “cuestión vasca”, en primer lugar.

Por su parte Lucas, aterriza en Moncloa, con un ministerio, que en principio debe llevar la coordinación política del Gobierno y que tendrá que perfilar y separar los contenidos con el ministerio del Portavoz, con quién sin duda se solapará en algunas competencias. Ahí surge un problema: mensaje y contenidos. Dos capítulos sobre los que se tendrán que repartir los papeles.

Con esta remodelación, Aznar retoma el viejo modelo de Felipe González, separando la Vicepresidencia primera del ministerio de la Presidencia. Y desde luego, Lucas no va a desaprovechar su gran oportunidad. Su vuelta a Madrid se va a traducir, seguro, en mucho trabajo político.

En todo caso, hay que dejar pasar unos días para digerir con tranquilidad estos cambios que no estaban en el guión. ¿Qué busca Aznar? ¿Qué traducción política tiene todo esto? Con Aznar siempre hay sorpresas, que a veces se convierten en jeroglíficos.