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Ignacio Villa

Zapatero: manifestaciones S.A.

¡Aquí lo tienen! Esto es lo que quería el PSOE : incendiar la calle. Una estrategia pasada de rosca y de nula eficacia. La imagen que comienza a ofrecer el PSOE es lamentable. Ha caído en su propia trampa. Armar ruido no significa que Rodríguez Zapatero sea capaz de constituirse en líder sólido y creíble. ¿Esto es un partido de Gobierno? ¿Así se demuestra a los ciudadanos la capacidad de gestión necesaria para estar en el Ejecutivo de España?.

El PSOE ha optado por la carta facilona, simplista y peligrosa de la demagogia. Una carta en apariencia "resultona", pero vacía de contenidos hasta decir basta. Y después del primer golpe de vista, la estrategia se desmorona estrepitosamente. Es más, ha comenzado ya a desmoronarse. A Rodríguez Zapatero se le ve crispado y nervioso de unos días a esta parte. Y no es para menos. Ha vuelto a perder una oportunidad histórica de que "su" PSOE ofrezca verdadera capacidad de ser alternativa. Pero ha preferido lo fácil, y los lastimosos resultados ya ha comenzado a recogerlos.

Ahora mismo el gran logro del PSOE, el primer partido de la oposición en España, ha sido sacar a unos centenares de estudiantes a la calle. A gritar, a insultar, a defender a Sadam Husein, a tirar piedras, a provocar y a arremeter contra las Instituciones de la democracia como el Congreso de los Diputados o la sede nacional del Partido Popular. Ese es el ejemplo de convivencia que propicia la demagogia de Zapatero, ese es el respeto a la opinión contraria que se enseña desde las filas socialistas, ese es el servicio a la estabilidad que se apoya desde esta nueva izquierda española, más cerca de la política asamblearia que de elaborar un programa de alternativa al Gobierno.

A Zapatero le han bastado semanas para recoger la cosecha de la violencia callejera, de la protesta trasnochada, de los aires revolucionarios del siglo pasado y de los "tics" contestatarios. Zapatero parece que se ha creído que esto es como en la Universidad de su tiempo: organizar asambleas, manifestaciones y protestas. Prefiere las pintadas, las pegatinas y los insultos. Se ha olvidado de que es el líder del primer partido de la oposición y que desde ese lugar debe de trabajar seriamente con paciencia y cumpliendo unos plazos. Se ha creído que ha encontrado un atajo y se ha equivocado. Si realmente Zapatero quiere llegar a ser presidente del Gobierno, deberá buscar una posición de estabilidad. Con estos modos callejeros provocará mucho ruido, pero no conseguirá credibilidad. Y lo que es peor, esta situación se le terminará volviendo en su contra.

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