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Jorge Alcalde

Vacuna Antillamazares

Gaspar Llamazares ha jugado esta semana con fuego al avivar un debate aparentemente científico pero que esconde grandes dosis de pseudociencia.

Gaspar Llamazares ha jugado esta semana con fuego al avivar un debate aparentemente científico pero que esconde grandes dosis de pseudociencia.

Izquierda Unida, por boca de Gaspar Llamazares, ha jugado esta semana con fuego al avivar un debate aparentemente científico pero que esconde grandes dosis de pseudociencia.

La propuesta comunista más sonada en materia sanitaria desde hace años consiste en pedir al Gobierno que retire la vacuna contra el virus del papiloma humano. Se apoya para tal petición en el reciente y triste caso de una niña fallecida en Gijón tras serle administrada la vacuna.

Según Llamazares (que es licenciado en Medicina), "el conjunto de la opinión médica es contrario a la vacuna", y su inclusión en el calendario vacunal, la pasada legislatura, se debió a "la presión de las compañías farmacéuticas".

Ignoro a qué se llamaba "comunidad médica" en los tiempos en que el Sr. Llamazares cursó sus estudios. Pero, hoy por hoy, si cabe alguna afirmación sobre la vacuna contra el virus del papiloma humano es que la comunidad médica está rotundamente a favor.

Es ésta la primera vacuna de la historia que se ha demostrado eficaz contra un tipo de cáncer: el de cuello de útero. Es decir, la primera vacunación que podría acabar con una fuente de tumores que mata a cerca de 300.000 mujeres en el mundo cada año. En España, anualmente contraen este cáncer cerca de 2.200 mujeres; más de 500 mueren.

El virus del papiloma humano es causante de una de las infecciones de transmisión sexual más comunes. Algunos autores aseguran que prácticamente el 90 por 100 de los seres humanos sexualmente activos serán infectados alguna vez por este virus. Afortunadamente, en la mayor parte de los casos la infección es inocua y pasajera. En un porcentaje pequeño se hará crónica y podrá derivar en un cáncer cervical.

De hecho, entre el 70 y el 90 por 100 de los cánceres de cuello de útero tienen su origen en el virus, lo que significa que si pudiéramos erradicarlo habríamos acabado definitivamente casi en su totalidad con este cáncer.

Para ser portavoz de la comunidad científica o médica en su conjunto hace falta valor. Yo no lo tengo. A lo sumo puedo recomendar que se estudien los metaanálisis de siete ensayos clínicos que involucraron a 44.142 mujeres en 2011. El resultado de esa muestra es tajante: "La vacuna contra el virus del papiloma humano es segura, bien tolerada, altamente eficaz en la prevención de infecciones recurrentes y las enfermedades derivadas de ellas". Ese mismo año, nueve sociedades científicas españolas, entre las que estaban la Sociedad Española de Urología, la de Otorrinolaringología, la de Médicos de Atención Primaria y la de Oncología Médica, elaboraron un Documento de Consenso en el que recomendaban la vacunación.

Si la vacuna se introduce en el calendario en edades previas a la media de madurez de la actividad sexual de la mujer, las niñas estarán protegidas contra el virus durante un largo periodo.

Sólo existen dudas acerca de la necesidad de revacunación a largo plazo. Es cierto que se requieren aún más estudios sobre si es necesario repetir la vacunación para alargar la protección. En ese caso, sin embargo, seguiría sin ponerse en duda la idoneidad de la terapia. Sólo se estaría relativizando su coste-efectividad.

Es importante decir que no existe ningún caso de fallecimiento que haya podido ser atribuido a la vacuna directamente. El que una muerte se haya producido en el plazo de un año posterior a la vacunación no permite por sí solo establecer una relación causa-efecto. Cientos de miles de mujeres en el planeta se han beneficiado mientras tanto de su protección.

El Sr. Llamazares ha querido matizar después sus palabras. Quizás porque, como médico que es, se ha dado cuenta de cuán peligroso puede ser demonizar la inmunización masiva de ciudadanos en un momento histórico en el que las sectas antivacunas y las paranoias contra el estamento médico están a la orden del día.

Hablando de paranoias. Rehúso comentar la referencia de Llamazares a las supuestas presiones farmacéuticas. Entiendo que tales presiones, de existir, también rigen cuando los gobiernos facilitan medicamentos con los que sí está de acuerdo el diputado comunista. Por ejemplo, ¿la píldora del día después?

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